miércoles, 22 de agosto de 2012

Tino


Tino es el nombre del calesitero de Santi. Argentino según su documento de identidad, pero nunca oí que alguien lo llamara así. Su calesita no fue la primera a la que haya ido Santi, pero sí la más habitual.

Tino pisa los 70 años, con más de 45 de los mismos como calesitero. Tiene el cabello blanco, arrugas en su rostro y manos, y una mirada atenta y alegre para cada uno de los chicos que se acerca a su calesita en la plaza de 19 y 60 de la ciudad de La Plata.

Tiene promociones para quienes compren de a tres fichas y una ruleta con números para que tiren los chicos, dependiendo de qué número salga será la cantidad de caramelos que acompañan a las fichas. 0, 1, 2 y 3, dice la ruleta, nunca vi darle a un chico menos de dos caramelos en mano (las matemáticas tradicionales no se aplican en su calesita).

Cada vuelta la acompaña con una (o varias) pasadas de la sortija. Tino fue el primero en entregarle la sortija a Santi, su primer gran logro por méritos propios. Siempre disfrute ver a los calesiteros trabajando con la sortija, es todo un arte. La pera de madera la mueven de tal forma que ni la mano más rápida puede hacerse de la sortija, eso sí, nadie en su calesita se queda sin ganarla.

Mientras Santi da vueltas en el auto, el avión, los caballos o la nave espacial, Tino se acerca a nosotros para conversar, siempre tiene una anécdota para que no sean solo los chicos los que se diviertan en ese lugar. Así nos enteramos de que no sólo era calesitero, sino que las fabricaba las calesita, por encargo, a pedido, Tino tiene el don de convertir un motor y unas figuras de madera y metal en un lugar mágico. Al principio las hacía tiradas a caballo o burros, para ferias (el mayor problema era el qué hacer con la bosta de los animales, cuenta y se divierte al hacerlo), luego llegaría la modernidad y tuvo que adaptarse a los motores, los engranajes y la electricidad. El mayor desafío que tuvo en su carrera fue el de hacer una calesita andante, móvil. La misma le había llegado por encargo de una pareja de Gitanos que recorrían la Argentina con su espectáculo armado, la calesita de Tino era el número principal.

Tino invita a los padres a que acompañen a los chicos en la calesita, le gusta ver como uno se remonta a su infancia de la mano de su hijo, como si fuera un niño más. Suele invitar a subir a todo aquel que no tuviese dinero para la ficha “dejalo, no hay problema”, se escucha que le dice a algún padre con su hijo encaprichado en dar una vuelta más.

Tino no vive de ser calesitero, no es su trabajo ni mucho menos, la calesita es su forma de vida.

Pocas personas tienen el don de regalar felicidad, Tino es una de ellas.

1 comentario:

Unknown dijo...

Es la primera calesita que conoció Manu, que alegría que hayamos elegido este lugar tan hermoso y mágico para que viva está experiencia junto a Tino.