viernes, 10 de agosto de 2012

Puras sonrisas


Uma hace un par de semanas, casi al mes y medio de vida, comenzó a interactuar con las personas más allá del llanto y los pañales sucios, comenzó a hacerlo a través de las sonrisas.

La madre la tiene en brazos, le habla con vos de maestra jardinera (mucho diminutivo y vocecita graciosa) y ella le responde con carcajadas y risas. Santi corre a su lado, le dice un par de cosas lindas o la besa, y le responde con carcajadas y risas, yo me acerco, le tiro un beso o le hago un mino, se me queda seria, mira para otro lado y se sigue divirtiendo con los demás, pero nunca conmigo. Hasta cuando estamos solos me ignora esta chica, puede estar en mis brazos, pero en vez de jugar conmigo, de responder a mis gracias, se pone a ver el noticiero o a algún analista político del canal público (hay que ser muy malo para que un nene prefiera ver el noticiero a jugar con uno).

Cuando nos enteramos que Uma sería mujer, casi todo el mundo comenzó a felicitarme y a decirme “Ah, se viene la nenita de papá”, cada vez que se enteraban de la noticia. No sé quién se encargó de difundir que las nenas prefieren al padre de la madre, pero en mi caso nunca más errado. Puedo estar todo el día ausente (corriendo en el trabajo), llegar a casa tarde, seguir haciendo cosas, cocinando, bañándolo a Santi, y sin darme cuenta haber pasado todo el día sin haberla tenido a upa a Uma que ella no se inmuta por eso, ni me registra, donde la alzo, se caga y se duerme. Hasta con mi suegra interactúa más que conmigo, y eso es mucho decir.

Y eso que le pongo onda al asunto, no se crean. Le cambio los pañales, la baño, la visto, la paseo por horas para que se duerma en brazos, le hablo, le canto, la peino, le flexiono las piernas cuando tiene gases, le hago provechito cuando termina de comer, hago todo lo que está a mi alcance para poder agradarle, pero nada, para la chiquita sigo siendo uno más del montón. Si se diera cuenta que es igualita a mi quizás la comprendería y aceptaría su enojo, pero nunca se vio a un espejo, por lo que no pudo llegar a esa conclusión por mérito propio.

La nenita de papá, dicen todos menos ella que sigue sonriendo para el resto.

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