Tino es el nombre del calesitero de Santi. Argentino según
su documento de identidad, pero nunca oí que alguien lo llamara así. Su
calesita no fue la primera a la que haya ido Santi, pero sí la más habitual.
Tino pisa los 70 años, con más de 45 de los mismos como
calesitero. Tiene el cabello blanco, arrugas en su rostro y manos, y una mirada
atenta y alegre para cada uno de los chicos que se acerca a su calesita en la
plaza de 19 y 60 de la ciudad de La Plata.
Tiene promociones para quienes compren de a tres fichas y
una ruleta con números para que tiren los chicos, dependiendo de qué número
salga será la cantidad de caramelos que acompañan a las fichas. 0, 1, 2 y 3,
dice la ruleta, nunca vi darle a un chico menos de dos caramelos en mano (las
matemáticas tradicionales no se aplican en su calesita).
Cada vuelta la acompaña con una (o varias) pasadas de la
sortija. Tino fue el primero en entregarle la sortija a Santi, su primer gran
logro por méritos propios. Siempre disfrute ver a los calesiteros trabajando
con la sortija, es todo un arte. La pera de madera la mueven de tal forma que
ni la mano más rápida puede hacerse de la sortija, eso sí, nadie en su calesita
se queda sin ganarla.
Mientras Santi da vueltas en el auto, el avión, los caballos
o la nave espacial, Tino se acerca a nosotros para conversar, siempre tiene una
anécdota para que no sean solo los chicos los que se diviertan en ese lugar.
Así nos enteramos de que no sólo era calesitero, sino que las fabricaba las
calesita, por encargo, a pedido, Tino tiene el don de convertir un motor y unas
figuras de madera y metal en un lugar mágico. Al principio las hacía tiradas a
caballo o burros, para ferias (el mayor problema era el qué hacer con la bosta de
los animales, cuenta y se divierte al hacerlo), luego llegaría la modernidad y
tuvo que adaptarse a los motores, los engranajes y la electricidad. El mayor
desafío que tuvo en su carrera fue el de hacer una calesita andante, móvil. La
misma le había llegado por encargo de una pareja de Gitanos que recorrían la
Argentina con su espectáculo armado, la calesita de Tino era el número
principal.
Tino invita a los padres a que acompañen a los chicos en la
calesita, le gusta ver como uno se remonta a su infancia de la mano de su hijo,
como si fuera un niño más. Suele invitar a subir a todo aquel que no tuviese
dinero para la ficha “dejalo, no hay problema”, se escucha que le dice a algún
padre con su hijo encaprichado en dar una vuelta más.
Tino no vive de ser calesitero, no es su trabajo ni mucho
menos, la calesita es su forma de vida.
Pocas personas tienen el don de regalar felicidad, Tino es
una de ellas.
1 comentario:
Es la primera calesita que conoció Manu, que alegría que hayamos elegido este lugar tan hermoso y mágico para que viva está experiencia junto a Tino.
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