lunes, 29 de septiembre de 2008

Exceso de felicidad

Si bien Santi no deja de darme sorpresas (siempre de las buenas) el otro día creo que llegamos al límite de lo divino.
Hubo un par de fines de semanas en los que para dormirlo cambiamos el tradicional pecho de su madre por una buena mamadera completa, la cual estaba a mi cargo suministrársela. Esto lo estamos haciendo como método de reeducación de su sueño, para ver si logramos que duerma toda la noche de corrido sin llegar a extrañar los brazos maternos. Luego de la mamadera, y antes que se duerma por completo, lo acuesto en la cuna y me quedo un ratito con él hasta que termina por dormirse. Al principio se queja mucho, no quiere alejase de su madre (por eso soy yo el encargado de acostarlo), quiere seguir jugando como hasta entonces o simplemente seguir despierto.
Luego de varios minutos de lucha desigual (casi siempre gana él; descubrí que soy muy débil de carácter y con solo un par de llantos suele ganarme la partida y convencerme que lo levante), el chiquito termina por darse por vencido, cabecea un par de veces hacia ambos lados y se deja vencer por el sueño.
El sábado pasado me quede felizmente impresionado con su actitud, ya que el tipito luego de la mamadera terminó por acomodarse sólo, recostó su cachete contra el colchón y empezó a reírse mientras cerraba los ojos.
Ya lo había visto despertarse con una sonrisa, bañarse con una sonrisa, jugar con una sonrisa, comer con una sonrisa y sin lugar a dudas matarse de risa con su madre cuando lo tiene a upa, pero es la primera vez en mi vida que veo a alguien dormirse con una sonrisa. Ya nos había regalado alguna carajada en sueño, alguna mueca producto de algún feliz pensamiento, pero jamás me hubiese imagina que podría llegar a reírse justo en el momento de dormirse.
Con estas actitudes no hace otra cosa que incrementar el amor que uno siente por él. Es inevitable quererlo uno vez que se lo conoce, es la persona más compradora que conozco, con sus nueve meses a cuesta seduce a todos los que llegan a su mundo, y logró que todo mi mundo gire alrededor de él.
Me estoy haciendo sumamente dependiente de ese chiquito, no puedo estar un rato sin recordarlo, sin extrañarlo, sin querer tenerlo junto a mí. Varias veces me encuentro yo también a mí mismo riendo sin sentido, escapándoseme una sonrisa fruto de un solo recuerdo, fruto de su recuerdo, fruto de mi hijo al cual resulta imposible dejar de querer.

4 comentarios:

Capitán Manija dijo...

me sumo, y sumo a mi chica, a la lista de aquellos que no pueden olvidar a tu hijo... el día q lo conocimos casi nos morimos de la alegría q nos regalaba ya desde la primer sonrisa al vernos entrar (dada mi condición de barba desprolija siempre los niños al verme por primera vez se asustan y lloran, excepto santi, claro)...
si hay algo que no me puedo borrar de mis recuerdos de santi es el estar despidiéndonos y sentir deseos de bajar del bondi para quedarnos un ratito más, buscar su mirada para saludarte una vez más, para que nos tranmita su felicidad...

ojalá santi nunca pierda esa magia innata... ojalá pueda yo tener la oportunidad y la sabiduría de congraciarme de ella aunque sea de vez en cuando...

sinceramente egú, santi es un chavalito maravilloso... y no sólo porque nació con esa actitud sino tmb porque su felicidad es alimentada día por día...

espero verlos por la fest el sábado al menos un rato... a los tres...

abrazo.

quito.

Luis Luchessi dijo...

es increible como estas personitas tan chiquititas pueden hacerse tan grandes en nuestras mentes y corazones.
El pato supo y sabe hacerse querer y está cada vez más hermoso ¿como no quererlo entonces?
Son esos momentos los que quedan para toda la vida, todo lo demás es relleno.
Espero que podamos seguir compartiendo toda la vida el crecer de nuestros retoñitos, tando el pato como mis chacho y fideito, ya que son la fuente de la felicidad interminable.
Un abrazo primo y sigamos disfrutando de todas estas cosas hermoas que nos da la vida!!!

Anónimo dijo...

yo un dia te vi dormirte de borracho con una sonrisa entre arcadas y bomitos .pero no creo que se paresca a la sonrrisa de santi , por lo menos no a las de ahora , veremos en unos 15 años que pasa . si se parece al pedre o no ????

jejeje

te quiero egu .

Anónimo dijo...

Que difícil, que te puedo decir Egu…, ese pendejo es increíble, es hermoso, le tira los brazos a cualquiera, se ríe de todo, disfruta de que lo tengan en brazos, disfruta al arrastrarse, como diría Quito “es un genio”.

Ahora que me pongo a pensar en el tema planteado, no recuerdo haber visto a nadie al momento de dormirse, yo siempre los veía dormidos. Por ejemplo ponerme a observar a mi viejo al momento de dormirse, calculo que me cagaría a trompadas o directamente me diría “que miras boludo?” y ahí dejaría de joder. Yo creo que esto solo pasa cuando uno tiene un hijo y se pasa los días mirando lo que hace, disfrutando de cómo juega cuando se baña, de cómo come, de cómo duerme, de cómo hace pis y caca. Que quiero decir con esto? A lo mejor todo el mundo tiene esos días que se duerme con una sonrisa, que se yo?.
El solo hecho de pensar ver a mi viejo en las mismas circunstancias anteriormente planteadas me da cosita. La que si lo hace, o por lo menos eso parece es mi vieja, se la pasa todo el día gritándole cosas como “Apurate que me tengo que bañar yo todavía”, “sos una bestia, te comiste toda la fuente”, “deja de roncar, correte un poco y dejame lugar”, “levanta la tabla”, “tira de nuevo la cadena” , etc.

El otro día hablando de Santi llegamos a la conclusión que el pibe es así porque los padres son así, son tranquilos, se ríen de todo y disfrutan de cosas simples. En mi caso, si llego a tener un hijo, calculo que se la pasaría todo el día jodiendo y gritando, pero bueno, ya a esta altura de la vida no puedo cambiar.

Te mando un abrazo grande para vos y toda tu familia, no dejes de escribir nunca, a lo mejor logras que un día me vean dormirme sonriendo.