martes, 24 de julio de 2007

El puente parte II

Cuando llegamos al hospital luego de hora y media de viaje (pasa que como comente era la salida de escándalo y había gente y autos por todos lados y el chofer de la ambulancia estaba más interesado en ver a las chicas en pantalones blancos que calmar el sufrimiento del pasajero) me entraron a las corridas por los pasillos del hospital y me abandonaron en uno de los pasillos junto a un joven con sobredosis. Por supuesto que era más grave lo de él que lo mío así que vinieron a buscarlo cuatro enfermeros. En ese momento el susodicho volvió de la muerte y empezó a las trompadas con los enfermeros quebrándole el tabique a uno y ensangrentando la frente del otro. Un hermoso momento para una hermosa noche que aún no terminaba.
Cuando vinieron a buscarme a mi, me di cuenta que estaban echando del hospital a mis amigos por estar jugando carreras de sillas de rueda por los pasillos de la guardia. Según ellos no pudieron resistirse.
El diagnóstico fue algo favorable, si bien me había quebrado la cabeza del fémur no hubo desplazamiento gracias a que no llegue a pararme, y no era necesario poner clavo ni placas de ningún tipo, solo con yeso se iva a recuperar, eso si yeso desde el ombligo hasta la punta del dedo de la pierna izquierda lo que me implicaba unos tres meses de reposo absoluto.
Los días pasaron en el hospital con las visitas de rigor de los amigos, compañeros, familiares, etc los cuales todos sin excepción pronunciaban Estabas en pedo, no? y ¿Cómo podes ser tan boludo de no ver el ahujero? Frases que todavía sigue diciéndome la gente.
Luego de seis días acostado en una cama de hospital con una tabla atada a la pierna y sin poder ir de cuerpo (no se imaginan no que se sufre estando acostado, calculo que debe ser como un demo de un parto femenino, gracias Dios, Jehová, Javé o como quieran llamarlo por haber nacido hombre) llegó el momento de ponerme le yeso. Vinieron a buscarme en una camilla, me sacaron toda la ropa (lógico, no me van a enyesar arriba del baquero) y me llevaron a un cuarto con una camilla condicionada para tal fines, en la cual hay como unas agarraderas para los pies y unas palancas para que te agarres por si te duele mucho (muy película porno sádica, con la diferencia que no me agrada el dolor). Una vez que lograron acomodarme en la camilla de la nada empezó a ingresar gente, estudiantes de medicina que venían a observar como me ivan a poner el yeso donde un poco más de la mitad de los mismos eran mujeres (les comento que la naturaleza no fue muy generosa conmigo a la hora del reparto, es más en los vestuarios suelo bañarme con maya por miedo a las cargadas, a eso súmenle el miedo del momento, el dolor por las heridas, el frío de la camilla y de la habitación en general, el no tener opciones más que cerrar los ojos y que sea lo que tiene que ser, el amigo se escondió como la cabeza de una tortuga invernando), no les puedo explicar la vergüenza que sentí con mis 17 añitos, se lo deseo a poca gente.
Para que no digan que la pase mal, les cuento que en la cama de al lado había un flaco de mi edad, que se pego un palo con la moto y terminó con problemas en los órganos internos. Si bien el flaco se podía parar y moverse normalmente no lograba orinar baja ningún punto de vista, lo único que le salía era sangre. Por lo tanto, luego de dos días de no ir al bajo, recurriendo a insertarle un cateter por la punta del pene. Pobre pibe, nunca vi a una persona sufrir tanto en mi vida, ni en las películas más sádicas, en esas más de dos horas la tortura no dura, acá la tortura fue de toda la noche. Por cosas como estas es que no me quejo de nada, siempre se puede estar peor.

Más adelante les cuento como termina esto, es con final feliz, no se asusten.

(faltas de ortografías detectadas con el Word = 16 (o vamos mejorando o este programa me arreglo algunas cosas automáticamente)

2 comentarios:

Capitán Manija dijo...

egúu, no puedo creer estar leyendo esta historia que entretiene aún habiéndola escuchado mil veces... será que me viene la imágen tuya contándola...
sería bueno ir más allá y grabarte un videíto contando todo esto, así los desconocidos comprenden aún más lo que ya está prefectamente explicado en este blog...

gracias egúu por abrirte camino en la escritura... muy bueno lo tuyo a pesar de lo que diga el Word...

abrazo...
y ahora que empezaste, no podés parar...

Luis Luchessi dijo...

La verdad historias como esta deberían estar publicadas en un libro!!! La verdad felicitaciones por esta nueva vocación literaria.