miércoles, 23 de noviembre de 2016

Por si no te diste cuenta estoy siendo irónico

Ayer terminamos de cenar y nos colgamos viendo la tele mientras Uma terminaba de vaciar su plato. En eso lo veo a Santi jugando con unas piedras de adorno que suelen estar arriba de la mesa y le digo:

      -          Santi, dejá esas piedras que son de tu madre y son energéticas

      -          Ahhhhhhh bueeeee, E NER GE TI CAS – me dijo con ironía y sarcasmo mientras me miraba serio, las dejaba sobre la mesa y comenzaba a revolear sus manos como si le estuviesen quemando, no pude aguantarme y comencé a matarme de risa.

El sarcasmo no es un tipo de humor muy común, es difícil de explicar y aplicar, a veces puede causar problemas porque puede considerarse un tipo de burla hacia la persona a la que está dirigido el comentario. En capital se usa mucho, los porteños suelen aplicar la ironía y el sarcasmo en casi cualquier comentario u opinión que surja en un grupo de amigos, pero si uno se quiere hacer el gracioso usando el sarcasmo en el interior del país es más probable que termine con un cuchillazo en el pecho que con personas riéndose alrededor.

No sé dónde Santi aprendió a usarlo, pero le nace natural. No solo a él le funciona en casa, después de bañarnos le tocó el turno a Uma.

       -          Pa, ¿cómo describirías a la Tía? – me preguntó Santi mientras yo cambiaba a su hermana en el sillón y él trataba de anotar algo en su cuaderno.
       -          ¿A qué tía? – le pregunté, pero se quedó trabado pensando
       -          ¿A la tía Marisa? – le preguntó Uma
       -          No
              -          ¿A la tía Lau?
       -          No
       -          ¿A la tía Karen?
       -          Nooo – y Santi comenzó a molestarse, entonces Uma redobló la apuesta
       -          ¿A la tía Laurita?
       -          Nooooo
       -          ¿A la tía Beatriz?
       -          NOOOOO
       -          ¿A la tía Mamá? – Y empezó a provocarlo mientras se le escapaba una sonrisa
       -          NOOOOOO  BASTA
       -          ¿A la tía Roco? ¿A la tia Catan? ¿A la tía heladera? ¿A la tía casa?


Hasta que Santi se cansó y se fue enojado mientras la gorda me miraba y me secaba las lágrimas en los ojos de la risa.

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