miércoles, 8 de octubre de 2014

Dientes

Hace menos de un año que Santi comenzó a perder los dientes, ayer fue el cuarto de una lista que crece y ya comienza a generar dudas en él.

El primer diente lo recibió con entusiasmo y ansiedad, algunos primos y amigos del colegio ya habían atravesado esa etapa y él quería vivir lo mismo, o sea, perder el diente, ponerlo debajo de la almohada, despertarse con un billete.

El segundo diente fue al poco tiempo del primero, así que fueron sensaciones similares. Por cada uno recibió 50 pesos por su diente y él se compró un Blay bey (una especie de trompos modernos para jugar luchas de trompos) con cada billete.

Ya con el tercero comenzamos con los problemas técnicos, el ratón Pérez se olvidó de pasar de noche (a veces el ratón duerme poco y como se levanta muy temprano se suele olvidar llaves, viandas en la heladera, celular, billetera y en algunos casos de cambiar el diente por dinero). Santi se levantó esa mañana y comenzó a llamar a la madre a los gritos, en su voz había angustia y desilusión ‘El ratón Pérez no pasó’, fueron sus palabras. La Flaca le dijo que no se desespere, que a veces el ratón Pérez en el apuro deja el billete tirado por cualquier lado, que busque bien. Santi comenzó a buscar, la Flaca lo ayudó, y de la nada apareció un billete de 20 dentro de la funda de la almohada. Eso si, el diente tenía que quedarse ahí, seguro el ratón Pérez en el apuro no pudo llevárselo pero en algún momento volvería por el mismo. Esa noche el diente desapareció dejando otro billete de 2 pesos en concepto de intereses.

Ayer Santi perdió su cuarto diente, una de las paletas, dejando un hueco hermoso justo en el medio de su sonrisa. Mientras yo acomodaba a la gorda escuché que dialogaba con la Flaca en el baño.

- Má, por qué no dejas el celular prendido filmando, así cuando aparece el ratón lo filma y mañana se lo muestro a mis compañeros del colegio.
- Ummm, no creo que el ratón se arriesgue a ser filmado, seguro que si nota el celular se va y no te deja nada.
- No importa, ponelo igual.
- ¿Estas seguro? Mira que te arriesgas a que no te traiga nada, se va a ir y no te va a dejar plata.
- Está bien, no lo filmes.
- ¿No te queres arriesgar?
- No, mejor no, que me traiga la plata

Luego se acostó en su cama, y comenzó a compartir sus pensamientos conmigo en voz alta.

- Pá, para mi que el ratón Pérez no existe – uh cagamos, pensé yo, tiene solo 6 años, ya tengo que complicarme con estas cosas.
- ¿Por qué lo decís hijo?
- Porque los ratones no caminan en dos patas, y cuando venga a buscar el diente ¿cómo va a hacer para agarrarlo? Con las manitos que tiene no va a poder, y si se lo quiere llevar con la boca puede llegar a tragárselo.
- No tengo idea hijo, hay cosas que no se pueden explicar, ¿te acordás el capítulo de especial de noche de bruja de los Simpsons donde aparece Xena la guerrera y la mina le dice a los fanáticos que cualquier cosa que apareciera en los capítulos y no les cerrara bien tenía que ver con la magia?
- Si, me acuerdo
- Bueno, acá es lo mismo, debe haber magia de por medio, sino a mi tampoco me cierra. O sino como te explicarías que Papá Noel lleve regalos a todo el mundo en una sola noche, magia.
- Ahí yo tengo otra teoría, para mi Papá Noel tiene una maqueta con hologramas de todas las casas de los chicos del mundo y entra por medio de los hologramas, aunque también sería imposible, como haría para tener miles de hologramas todos juntos, imposible.
- No sé hijo, ¿magia?

Y menos mal que Santi no siguió preguntando porque ya se me habían terminado los argumentos.

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