Santi con sus 5 años y medio ya tiene su empresa propia: un
lavadero de autos.
Ayer por la tarde decidió abrirla, el clima era propicio,
mucho sol, cero viento, el momento justo para poner a funcionar su empresa.
Hace varias semanas que andaba con ganas de abrir su lavadero, pero el tiempo
no acompañaba, ayer no hubo excusas.
A la clientela la llamó una por una por teléfono para darle los turnos:
- ¿Gus, querés traes tu auto a mi lavadero? Dale,
en 20 minutos termino con el de papi y trae el tuyo
- ¿Abuela, querés traer al auto a mi lavadero? No,
nada, trae unas galletitas si queres
- ¿Luis, queres traer tu auto a mi lavadero?, uh se
me cortó la llamada papi (nos quedamos sin crédito para seguir reclutando clientes,
pero ya estábamos en condiciones de comenzar)
Sacamos la mesita ratona a la puerta de la casa junto a los
dos puf, luego armó una bandeja con caramelos y gomitas, todo para que los clientes
esperasen sentados y cómodos mientras su auto era lavado.
Santi se puso el piloto de Ben 10 que le regaló su tía
Mirian y las botas de lluvia, ya estaba listo para comenzar a lavar.
Cuando le pregunté por su tarifa por el lavado acordamos que
cobraría 1 peso. Al principio quería un billete de 100 (medio caro el chico),
pero luego de intentar hacerle entender el valor del dinero y de que lo nuestro
era un servicio sin fines comerciales y que el precio debería ser solo
simbólico, decidió cobrar una moneda (extremista el muchacho, o
muy caro o regalado).
Mientras íbamos por nuestro segundo auto se le ocurrió el
nombre del lavadero:
- Papi, el lavadero se va a llamar 100 x 100
La Flaca quiso convencerlo de llamarlo lavadero Santi o algo
que referenciara a su persona, pero no hubo caso, el pibe prefería mantener el
anonimato.
Por supuesto que el trabajo no lo hace solo, Santi comenzaba
a mojar los autos con la manguera y yo tenía que encargarme de pasarles el
cepillo, enjuagarlos, secarlos, limpiar los vidrios, pasarles la aspiradora, y
todo lo que no implique divertirse mojando. Para el último auto vino la Flaca a
ayudarme (yo ya estaba destruido), y Uma controlaba todo y se mataba de risa desde
su cochecito. Cada tanto quería que Santi laburase de enserio, intentaba encarecidamente
que hiciera su trabajo, pero no había caso, el pibito se ponía en actitud de
jefe:
- Yo ya trabajé papi el resto te toca a vos
- Pero yo soy el dueño, yo te digo a vos lo que
tenes que hacer
- Yo me encargo de enseñarte y vos haces las cosas
papi
- Después le voy a decir a Gus que me ayude a
armar un robot que lave el auto así no tenés que trabajar vos papi, ¿te parece? (calculo
que joven Fort debe de haber tenido una idea parecida cuando mandaba a su padre
a montar sus autos en la fábrica automotriz que tenía en el garaje de su casa,
toda gran revolución se inicia con buenas intenciones)
En ciertos momentos llamó a recreo y me permitió tomarme 2
minutos para descansar mientras él cobraba a los clientes (guardaba en su alcancía
de Ben 10 el dinero que le daban) y supervisaba mi trabajo:
- Papi, acá te falto limpiar esta rueda
A los últimos clientes les ofreció como extra un espectáculo
de magia, por el que les cobró un plus pero nunca lo llevó a cabo.
Si hubiese tenido la capacidad de mi hijo para los negocios
quizás me hubiese evitado fundir dos comercios propios y no sería empleado hace
más de 10 años, pero bueno, no todos entendemos lo que significa ser jefe, por lo visto Santi lo tiene muy en claro.
1 comentario:
Espectacular!!!!
Santi, no deja de sorprenderme!!!!
Publicar un comentario