Desde que nació Uma no puedo terminar un Sudoku. Ya sé, a
simple vista (y casi seguro) este tema parece una pelotudez, pero para mí es
muy importante, ojala logre explicar el porqué.
Para quien no lo conoce, el Sudoku es un juego de ingenio
que entraría en la categoría de los crucigramas (suele venir en diarios y
revistas aunque en mi caso en particular lo tengo instalado en el celular).
Consiste en 9 grillas de 3 x 3 casilleros, que forman una grilla general de 9 x
9 casilleros. En cada una va un número del 1 al 9. No pueden repetirse los
números en la misma fila, ni en la misma columna, ni en la misma grilla de 3 x
3. El juego se inicia a partir de unos números ya revelados de ante mano, el
jugador tiene que completar el resto. Según la dificultad del juego, es la
cantidad de números revelados con los que se inicia el mismo. En mi caso suelo
jugarlo en nivel profesional (ante último en dificultad). Me creo bueno
jugándolo, no solo suelo resolverlo casi siempre, sino que lo hago antes del minuto
10 del juego (mi record es a un juego finalizado a los 5 minutos 17 segundos de
empezado).
Juego al sudoku cada vez que tengo un momento libre, sobre
todo en el baño del trabajo (antes dormía en el baño del trabajo, pero descubrí
que el sudoku provoca el mismo efecto, me despabila). También lo suelo jugar
mientras viajo, cuando espero en alguna cola de algún lado, mientras la espero
a la flaca cuando está comprando algo, mientras cocino, aprovecho cualquier
tiempo muerto para jugar al sudoku. Hasta lo jugué en los momentos previos al
nacimiento de Uma, después que los echaron a mis acompañantes de la sala de
espera, y hasta que el pediatra me llamó para que conociera a mi hija, yo
estaba jugando un sudoku. A partir de ese momento no pude terminar ninguno más.
Lo que me gusta de este juego, es que el resultado siempre
está ahí, solo depende de uno encontrarlo. No hay que hacer cosas raras, ni
pensar demasiado, simplemente interpretar la grilla de números y descubrir los
faltantes, siempre existe una solución al alcance de quien la busca, sólo hace
falta atención y concentración.
Desde que nació Uma sólo estoy pensando en ella y en Santi.
Ambos tienen mi mente ocupadas, intentando que estén lo mejor posible. Santi al
día siguiente al nacimiento de Uma se agarró anginas, y Uma, con recién una
semana de edad, conjuntivitis. Me paso el día pensando en qué hacer para que ambos
estén bien, para que Santi no se sienta desplazado, y para satisfacer las
necesidades básicas de Uma. Ambos necesitan toda mi atención y cuidado, y el
sudoku es el mejor ejemplo de ello. El no poder terminar una sola partida desde
el 13 de Junio demuestra que mis pensamientos se encuentran centrados en dos personitas
diminutas que consumen todo mi tiempo y esfuerzo.
Hoy volví al trabajo, a la rutina, a lo cotidiano. Los dejé
solos con la flaca para que los cuide. A ella le van a faltar dos brazos que la
ayuden, pero sé que podrá hacerlo, le sobra capacidad aunque dude de sí misma
la mayoría de las veces.
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