lunes, 25 de junio de 2012

El mejor equipo


Faltaban un par de semanas y otra vez tuvimos que decidir quien me acompañaría en la espera a la cesárea.
Había varios factores que corrían en contra para que la flaca tuviera parto normal: la cesárea de Santi, la presión alta, la baja cantidad de líquido y la operación de los ojos. La cesárea para que nazca Uma era inminente, así también la elección de los acompañantes del padre en la espera.
A los pocos días de haberlo tenido a Santi, la miré a la flaca a los ojos y le dije “para la próxima quiero que me acompañe el gordito”. Ella aceptó, sin saber que 4 años y medios después seguiría con la misma idea. El gordo es un amigo de la infancia, de esos que llegan de casualidad y duran toda la vida. Podemos pasar años sin hablarnos ni vernos, pero bastó con un mensajito de texto con la frase “el 13 nace Uma, que tenes que hacer ese día?”, para su pronta respuesta y confirmación para ese día. El gordito tiene fama de despistado, de esas personas que rompen todo a su camino, pero no dudaría un segundo en ponerle a mi hija en sus brazos sabiendo que está en un lugar seguro.
La segunda persona que elegí fue mi abuela Ema. Unos días antes estábamos cenando en su casa y se ofreció para lo que necesitáramos. La miré y le dije “quiero que estes a mi lado en el preciso momento en que me presentan a mi hija”, aceptó sin dudarlo. Mi abuela es la persona con más energía que conozco en este planeta, puede pasarse tres días de caravana, de fiesta en fiesta, y levantarse a las 5 de la mañana para ir a tomarse el colectivo que la lleve al trabajo (no exagero, ni en lo de las fiestas ni en lo del trabajo). Es la única persona a la que no le apostaría jamás en un juego de haber quien aguanta más tomando cerveza, contra ella pierdo seguro. Mi abuela es un ser increíble, de otra raza de personas que ya no existen en este mundo, si hay alguien a quien puedo entregarle mi hija con total confianza es a ella, sus manos son más seguras que cualquier banco.
Ambos llegaron poco más de las 5 de la tarde, nos dieron tiempo a que nos pongamos cómodos en la habitación, y que la flaca se preparara para el parto. Luego llegaron los camilleros, se llevaron a la flaca, y los tres nos fuimos al 4to piso a lo que habíamos venido. La cesárea estaba programada para las 6, a la flaca vinieron a buscarla seis y media, no sabíamos cuanto tiempo teníamos que esperar, pero mis acompañantes no se despegaron de mi lado. Tipo 7 y media una persona de seguridad salió de terapia y nos dijo que solo podía quedarse el padre en la sala de espera, nadie más porque habilitaban las visitas de terapia intensiva y no se podía ocupar ese espacio. Así que mi abuela y el gordo tuvieron que dejarme solo, a pesar de sus esfuerzos y ganas, no tuvieron opción ni voto.
A los cinco minutos pasó el pediatra gritando quien era el padre de Uma, crucé la puerta que separaba la sala de espera de los quirófanos y vi por primera vez en mi vida a mi hija. No pensé mucho, no tuve oportunidad de que se cruzaran ideas por mi cerebro, solo sentimientos. Lo miré al tipo vestido de doctor y le dije “no puedo creer que sea tan hermosa”. El tipo me sonrió, me dijo que se la llevaba un ratito y que me la devolvía. Cumplió su promesa y juntos bajamos por el ascensor hasta la sala de nursery del segundo piso del hospital. Todo el viaje no pude apartar la vista de mi hija, me llamó mucho la atención que tuviera los ojos abiertos, pestañando todo el tiempo. A penas llegamos al 2do piso mi equipo de aguante me estaba esperando, le hice una seña con la mano y corrieron ambos a mi lado. Los ojos de mi abuela eran pura emoción, vidriosos por las lágrimas, arrugados por la sonrisa en su rostro. Los brazos del gordo eran pura contención en un abrazo, alegría pura canalizada a través de un tipo de 130 kilos.
Nos dejaron pasar a la nursery, la enfermera me dio autorización para sacarles fotos, y me fui a la habitación a buscar la cámara. En la enfermería la dejé sola a Uma con mi equipo de apoyo, si ella tiene la posibilidad de contagiarse algo de ellos, tiene una hermosa vida garantizada.
Qué gran equipo armé para este momento. Si tuviese la misma capacidad para armar los del gran DT, lo ganaría todas las fechas, y por afano. 

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