jueves, 13 de octubre de 2011

El negociador

- Papi, ¿qué comemos hoy?
- No sé hijo, ¿qué queres comer?
- Patitas de Mac Donals
- No hijo, fuimos el martes
- Bueno, está bien, entonces cociname patitas en casa
- Es lo mismo hijo, no dejan de ser patitas. Si querés te hago milanesas
- Bueno, está bien, pero con papa fritas
- No, venís comiendo mucho frito, con ensalada
- Bueno, está bien, pero de tomate

Y así nos pasamos los días, Santi negociando, yo buscando un equilibrio. El tipito tiene una tendencia increíble a negociar todo, salidas, regalos, golosinas, comidas, no acepta un no como respuesta, negocia ese no para sacarle algún provecho. Quizás su idea primera era comer milanesas con tomate, pero arranca con las patitas para negociar y llegar lo mejor parado a su cometido.

- Pa, ¿me puedo comer un postre?
- ¿No te dolía la panza a vos?
- No, ya se me paso. ¿Puedo?
- No se, vemos después de la comida
- Bueno, comemos y después me como el postre

Su capacidad de negociar con tan solo 3 años y 10 meses es increíble, porque no se encapricha, no grita, no patalea (la mayoría de las veces), sino que le busca la vuelta a ese “No” casi seguro de nuestra parte para conseguir lo que quiere.

Ayer me llamo por teléfono para manguearme un muñeco de Ben 10.

- Pa, ¿donde compraste el muñeco de Ben? el de tira Bomba
- En el centro, ¿pero para qué querés saber?
- Porque estaba pensando que estaría bueno que me compres un Eco Eco o un Chichorey o un Mongosaurio
- No hijo, ya te lleve uno ayer, todos los días no se puede
- Si, está bien, pero si queres podes comprarmelo igual, ¿sabes? Hoy me porté bien con mami y tomé toda la leche
- Después cuando llegamos a casa lo charlamos

Durante el día había leído un artículo en el Clarín acerca de un estudio de no se que universidad yanqui. El mismo consistía en dejar a un niño solo en una habitación con un plato con un caramelo. El que hacía el estudio le planteaba al niño que si no se comía el caramelo, cuando él regresase le iba a regalar 10 para que se los coma. La conclusión del estudio era que el niño que esperaba, a futuro iba tener mejor relaciones interpersonales, le iba a ir mejor en el colegio, en el trabajo, y un montón de supuestos más difíciles de comprobar. Me pareció interesante el ejercicio para ponerlo en práctica con Santi, siempre me gusta ver como reacciona a situaciones raras, y la compra del muñequito me daba esa oportunidad.

Cuando llegue a casa me atacó con lo del muñeco, sin darme tiempo a desenfundar después del día laboral.

- Mira hijo, te propongo una cosa, tenemos dos opciones, si querés podemos ir a comprar el muñequito ahora, pero si te aguantas hasta tu cumpleños, ese día te regalo siete. Uno ahora o siete para tu cumple. ¿Qué preferís?

Se quedó pensativo un rato, y comenzó a negociar.

- Que te parece si me compras uno ahora y siete para mi cumple
- No hijo, o una cosa o la otra
- Bueno, vos comprame uno y que mami me compre siete para mi cumple
- No hijo, la oferta corre por los dos, vos decidís, uno ahora o siete después
- Esta bien, vos comprame siete en mi cumple, el de ahora me lo compro yo

No hay caso, por más que intento analizarlo a este pibe siempre me salta con algo nuevo. Santi escapa a cualquier estudio.

2 comentarios:

quito dijo...

jaja, hay un momento en la vida de uno en que se da cuenta de que sus padres no sólo le enseñan sino que tmb aprenden con y de uno...

creo q ahora q somos padres tmb tenemos q estar preparados para eso, para aprender de nuestros hijos, para crecer con ellos y descubrir lo que tienen para mostrarnos... je, por supuesto q no sean muy conscientes de ello porque si no se agrandan =)

bienvenido de vuelta!!!

q.

..mw.. dijo...

Hola Diego, es así los niños son negociadores por naturaleza. A algunos de grandes luego de haber recibido tantos no, terminan por no pedir nada, y asì tal vez somos muchos de nosotros.
Es bueno que pidan y es bueno que negocien y que nunca pierda ese don.