martes, 9 de agosto de 2011

La muerte en vida


Hace poco volví a cambiarme de trabajo (y van…). Al despedirme me di cuenta de un pequeño detalle (siniestro detalle según la visión de la flaca):

“Cambiar de trabajo es lo más parecido a morir en vida”

Cuando uno cambia de trabajo deja de existir para sus antiguos compañeros. Algunos, los más amigos, irán a visitarte de vez en cuando (al nuevo trabajo). Se contarán historias graciosas sobre el tiempo que viviste (en ese trabajo). Todos recordarán las cosas buenas que hiciste (en ese trabajo). Automáticamente pasas a ser una buena persona para la mayoría de los que conociste (en el viejo trabajo), y pasas a ser el culpable de cuanto error o problema surja a partir de tu deceso (como empleado). Al principio todos te lloran, te dicen que te van a extrañar, que fuiste una parte importante en sus vidas (laborales) y lamentan en el alma que no puedas continuar existiendo (como compañero de trabajo). Pero con el paso del tiempo todo se acomoda, sos reemplazado por alguien más (en tu puesto) antes de que lo que pensabas, de a poco te van olvidando y todo absolutamente todo sigue su estado normal sin tu presencia (en la oficina).

Esta vez decidí tomarme una semana para descansar, entre la renuncia de un trabajo y el comienzo en el otro. Esa semanita fue como estar en el purgatorio. Esa semana no dejaba de recordar mi vida (laboral) pasada, enunciaba las tareas que me quedaron pendientes en mi antigua vida (laboral) y esperaba con ansias el comienzo de esta nueva oportunidad (laboral). Esa semanita fue eterna, no solo por el viaje (unas pequeñas vacaciones a Córdoba) que fue largo (tardamos más de 14 hs, cuando lo normal son 8), complicado (había mucho viento, lo que derivó en el cierre de la autopista), y lleno de interrogantes (tuvimos que hacer el camino de altas cumbres de noche, lleno de curvas sinuosas y cerradas y precipicios al costado de la ruta), si no por el tiempo ocioso que tenía (no estoy acostumbrado a estar sin tener que hacer nada de nada en todo el día).

Lo único que deseo es que el más allá sea como mi nuevo empleo. Lleno de gente conocida (viejos compañeros de trabajo), que te saluda, te recuerda, te estima. Lleno de expectativas, sensaciones placenteras, pocas preocupaciones (hasta que comience el trabajo de enserio). Lleno de vieja gente querida que te esperaba para ayudarte a continuar con tu nueva (vieja) vida.

1 comentario:

quito dijo...

muy buena analogía de lo que creemos que será la vida después de la muerte... jodeme q victor sueiro en lugar de morirse lo único q hizo fue cambiar de laburo? o peor, en lugar de morirse debería haber cambiado de trabajo: el resulta iba a ser el mismo!!!

esperemos q luego de tu resucitación disfrutes más de la nueva vida =)