jueves, 14 de julio de 2011

Gracias de nada

Hurgando por las redes sociales encontré que uno de mis contactos del secundario había subido una foto de nuestra época escolar. Último día de clases, todos juntos en una plaza, juntos, felices.

Haciendo memoria sobre aquel día logré recordar que esa misma tarde habían filmado el video de egresados. No me acuerdo mucho del video en si, de su contenido (ni siquiera lo compre, y no recuerdo haberlo visto), pero si recuerdo que en esa plaza nos hicieron una hermosa pregunta (en una especie de reportaje que nos hacían a cada uno), una de esas preguntas que no comprendes en el momento, que no la razonas y la crees vaga y distante con tan solo 17 años. Nos preguntaron ¿qué íbamos a hacer a partir de ese momento (a partir del fin de la secundaria)?

Todos comenzaron a responder sobre las carreras que seguirían, qué medicina, qué abogacía, qué veterinaria, que esto, que aquello. Cuando llegó mi turno respondí con esa impertinencia que caracteriza la edad, respondí un simple y desinteresado “nada”, cómo si fuese tan fácil pasarse la vida siendo un felpudo o una estatua (aunque ambos objetos cumplen su objetivo).

Uno a esa edad es muy pelotudo (hablemos claro, uno no es inconciente, desvergonzado, rebelde, carismático, atrevido, uno simplemente es un pelotudo), y no piensa mucho lo que dice, pero analizando mi respuesta calculo (y quiero suponer) que quise decir “no espero nada de la vida, que venga, que me ataque, ya veré como me defiendo, que traiga sus caminos a mi puerta, ya tendré tiempo de elegir alguno, aún siendo el equivocado, yo no planifico, vivo el momento, ¿qué seré? Lo que me toque, pero estaré feliz siendo eso”

Así, con mi “nada” a cuestas dejé el secundario, comencé una carrera que no me convenció, la deje, hice un curso de peluquero, me recibí, empecé a trabajar de ello, trabajé en otras cosas, las deje, comencé ingeniería, estuve 10 años estudiando, me recibí, puse negocios, los fundí, comencé a trabajar en capital, renuncié, me fui a vivir solo (con la flaca), compre un auto, me lo robaron, compre otro, lo vendí, cambie de trabajo, volví a renunciar, fui padre, engordé varios kilos, mira unas cuantas películas, escribí un libro que nunca publiqué, escribí para 3 blogs distintos, los dejé, me reí, lloré, protesté, insulté, maldecí, odie y me cansé. Todo lo hice con la flaca al lado (a partir de los pocos meses de ese “nada”), así que mi “nada”, fue un nada compartido con ella.

Hoy vuelvo a cambiarme de trabajo, un nuevo capítulo en mi “nada”, y a pesar de no pretender nada de la vida, la misma me regaló mucho, y lo sigue haciendo. Sigo peleando contra ese “nada”, buscando el camino que destruya ese comentario pelotudo de hace 15 años atrás. Fui (y soy) muchas cosas desde ese momento, desde esa pregunta (sobre todo me enogullece ser padre de un hijo como Santi). Si volviese atrás 15 años, y me hicieran la misma pregunta, de seguro respondería “me gustaría ser un buen tipo”. Ojala lo esté logrando.

Ah, el de las muletas, soy yo (hace tan solo 15 años)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando John Lennon tenía 5 años, le preguntó a su madre: - Mamá, ¿cual es la moraleja de la vida? Y su madre le respondió: - Sé feliz. Otro día en la escuela, la maestra de John Lennon le dio una tarea que le preguntaba qué quería ser cuando fuera grande, y John Lennon dijo que quería ser feliz. Al día siguiente, la maestra dijo: - Usted no entiende la tarea. Y John Lennon dijo: - Y usted no entiende la vida..

te admiro ,respeto y quiero mucho amigo .
gonza

Jorge A. Lozano dijo...

"Si volviese atrás 15 años, y me hicieran la misma pregunta, de seguro respondería “me gustaría ser un buen tipo”".
Diegote sin dudas son un guen tipo, un gran padre de familia, un loco de la vida, y por sobre todas las cosas seguis con las muletas puestas cuando jugas al tenis, pero bueno eso es relativo. Abrazo groso!!! Jorge