lunes, 10 de agosto de 2009

Cambio de reglas

Hay ciertas actitudes de los hijos que te llenan de orgullo, decís “No se puede creer que haga esto con tan solo un año y medio” alardeando de sus logros, fanfarroneando con lo que logra asombrarte en el momento que menos lo esperás. Hay otras actitudes, que aún siendo grandes logros de su parte, son una patada directa y certera al rol de padre del que nos creemos dueño.
El otro día fuimos a cenar a un restaurante, luego de las habituales luchas a muerte cuerpo a cuerpo en desigual desventaja hacia nosotros para que logre comer aunque sea un bocado, decidimos llevarlo a la sala de juegos.
- Llevalo un rato a Santi.- le digo a la flaca
- No se va a quedar, es muy chiquito.- me responde luego de analizarlo
Lo discutimos por 2’ y decidimos llevarlo, a ver si se prendía.
Para sorpresa nuestra el tipito se adueño de la sala de juegos como si toda su vida la hubiese conocido, tomó de la mano a la niñera de turno y la llevó a que le muestre cada uno de los juegos de su entorno.
La flaca volvió con una lágrima en la mejilla y la sensación de que Santi se había olvidado que tenía padres, aunque sea por un rato.
Tomamos un café en soledad y no pudimos despegar nuestros rostros del vidrio que nos separaba de lo que hace unos días era nuestro bebé, el que ahora perseguía a otros chicos para alzarse en un juego infantil alejado de sus progenitores.
Luego llegaría la hora de la retirada, el tomarlo de las piernas y arrastrarlo por todo el pasillo mientras se agarraba de lo que tenía al alcance de sus manos para quedarse un rato más.
Qué difícil es ser padre, que rápido se pasa, y como te cambian las reglas estos pibes cuando crees que tenes todo el juego dominado.

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