miércoles, 28 de enero de 2009

El mejor trabajo del mundo

Si algo tiene la paternidad es que uno, en el preciso momento de ingresar a ella, recibe un carnet de socio a una cofradía secreta. En el momento en que el obstetra te mira y con cara de lástima y compasión (en el momento la mirada puede confundirse con una de admiración y emoción, pero sólo es una farza) y te dice “lo felicito, este es su hijo” te hace ingresar al selecto círculo de los padres.
Una característica de este círculo es el no divulgar la verdad jamás a los no socios. Uno esconde cada detalle escabroso para si mismo, regalando simplemente las anécdotas risueñas y divertidas de esta profesión.
A mi jamás nadie me dijo que estaba entregando mi alma al trabajo más demandante y esclavizante del mundo, nadie me preguntó ¿estás seguro lo que vas a hacer? o ¿lo pensaste dos veces? o un ¿te preparaste sicológica y físicamente para este momento?
En la última QuitoteFest (gran evento que revoluciona Parque Patricios una vez por año y al que le atribuyo gran parte de la locura que Santi lleva dentro) pudimos saludar y felicitar en persona a una pareja amiga que se había enterado hace poco tiempo que estaba ingresando a este fascinante mundo. Sin darnos cuenta comenzamos a citarles cada una de sus futuras preocupaciones, interrogantes, pesadillas, temores, lo que iban a dejar en el camino, el camión de responsabilidades que se le iban a caer sobre los hombros, la falta de sueño, el despabilamiento nocturno, el insomnio, el esfuerzo desmedido por llevar adelante una familia, la responsabilidad inmensa de criar y ser ejemplo de un hijo. Cuando nos fuimos de la fiesta la flaca me pregunta medio preocupada “¿hicimos bien en contarles todo eso?”, a lo que respondí “hubiese dado cualquier cosa por que me avisaran antes”. La cara de mis amigos era el mejor ejemplo de porqué esta cofradía tiene tantos secretos, sino serían muy pocos los valientes dispuestos a andar este camino.
Creo que mi experiencia de 13 meses me da el derecho a decir que éste es el trabajo más exigente del mundo. Hace 13 meses que no duerno 5 horas seguidas, que no dejo de pensar en esa personita a cada momento. Tuve que renunciar a ciertos hábitos tontos porque ahora debo de ser un ejemplo, y cada día que pasa renuncio a más y más. Las pocas horas de descanso diurno de mi hijo las dedicamos a ordenar y hacer quehaceres que ante su presencia no pueden realizarse, nunca podemos dedicarlas a descansar o relajarnos. Debo cuidarme en lo que hago, en lo que digo, en lo que pienso. Debo evitar miles de cosas que pueden dañarlo, cosas que antes no tenía en cuenta, que no eran parte de un entorno que hoy considero hostil. Cada detalle debe estar contemplado al máximo en cada cosa de su vida (si es comida, cómo esta hecha, cuándo, por quién, que ingredientes tiene, etc, etc; si es ropa, con que material está hecho, para qué época, por cuanto tiempo la usará, siempre debe estar lavada y planchada, etc, etc; y así con cada cosa que se pueda nombrar). Reemplacé la vida nocturna por la diurna, las películas de acción por los dibujos animados, a Swarzeneger por Barny, la chuleta de cerdo por la vitina de espinaca, la ropa sucia tirada en el piso por una montaña de juguetes que ocupan cada uno de los lugares disponibles de un piso limpio cada diez minutos para evitar gérmenes. Ya no puedo mirar la televisión o distraerme con Internet, ahora están todos las miradas puestas en mi hijo, parte para evitar que se golpee, o cometa algún acto riesgoso (los bebes tienen un imán para el peligro, siempre están con el dedo preparado para meterlo donde no se debe), y parte para no perderme esos momentos tan preciados de su vida, en esta etapa a cada momento está haciendo algo nuevo, y da lástima no estar ahí para presenciarlo.
Sin lugar a dudas es el trabajo más agotador al que pueda enfrentarse un ser humano, pero cada segundo invertido, cada esfuerzo sobrehumano, cada gota de sudor ganado, cada segundo de sueño perdido vuelve en forma de gratificación. Nada pero nada puede compararse con esto.
La paternidad es el mejor trabajo del mundo, se los aseguro.A los que pertenecer a esta cofradía ahora entiendo por que envejecieron tanto en tan poco tiempo. A los que están por ingresar, asustencen, tenga miedo, mucho miedo, pero estén seguros que no se van a arrepentir. A los que piensan pertenecer algún día, ¿qué están esperando? tengo un carnet con su nombre esperando en el bolsillo de mi gabán para ser entregado.

1 comentario:

Capitán Manija dijo...

jeje... todos los q están de ese lado invitan a los q estamos de este... y todos sabemos secretamente q quisiéramos estar ahí, pero sin movermos de aquí...
es como el casado y el soltero, con la sola diferencia de q ser padre no se quita borrando una firma con el codo, ni con billetes, ni con nada...

debe ser el mejor laburo del mundo, estoy de acuerdo... por eso por ahora le cedo el privilegio a los q estén más apurados por "laburar"...

un abrazo... me gustó mucho cómo estás escribiendo gran egú...

quito.