miércoles, 25 de junio de 2008

Problema genético

Les cuento que mi locura o delirio cerebral o como quieran llamarlo, deriva de un mal genético, alguna deformación congénita que lleva a ciertos individuos de mi familia a tener un exceso de imaginación, la cual, lamentablemente, nunca termina en algo práctico (si sacamos alguna vez un mango con algo de esto sería un milagro). Mi falta de vergüenza proviene de mi precursor inmediato en el árbol genealógico, o sea mi padre.
Este personaje en un determinado momento de su vida se dedicaba a componer skech musicales cómicos, parte para divertir a los familiares y amigos y parte para hacer cantar a mi tío (que éste sí tiene una voz que merece ser escuchada). Así, de a poco, empezó a llegar su creatividad a distintos escenarios, primero cumpleaños y asados familiares, luego cantobares, bares en general, peñas, acompañando a cantores callejeros, en todo lugar donde se escuchaba una canción el tipo se metía para aportar algo, hasta terminaron cantando en Monalisa, el local más importante de venta de productos de Ciudad del Este. Había una chica probando un piano, tocando una dulce melodía de vals de algún maestro de la música clásica, cuando a mi viejo se le ocurrió pedirle que toque kilómetro 11 y él y mi tío cantaban (tienen una versión en guaraní pero por suerte se la censuraron unos días antes, por su falta de fonética, al intentar cantar lo que les parecía del tema en guaraní terminaban insultando a medio mundo; si hubiesen hecho esa versión todavía estábamos presos en algún país limítrofe).
Su caballito de batalla es un tema titulado “las pirañas”, el cual entona con la música de algún chamamé, lo que lo hace propicio para cantarlo en cualquier lugar donde haya alguien con una guitarra. Así terminó cantando en la calle con un viejito cantautor el cual se ganaba la vida con la venta de sus cds y lo que le dejaban de propina por su canto. Este señor le propuso a mi padre componer una música original para “las pirañas” (sin salir del chamame) y grabarla, registrándola previamente para no tener inconveniente con los derechos de autor. Así fue que le mando la semana pasada su último cd con el tema “las pirañas” como track n° 8 y actualmente se encuentra en negociación con el grupo Trio Laurel para venderle los derechos del mismo.
Pero en realidad lo que más le gustaba hacer a mi viejo era disfrazarse. Así compuso personajes como drácula (donde canta con unos dientes de plástico escupiendo para todos lados), Batman viejo (aparece con medibachas, el símbolo de Batman pintado con fibra en un papel, una máscara, un batibulto, anteojos y bastón, y le canta una canción de amor a Robin), la nena (cantan a dúo con mi tío el tema de una voz en el teléfono, o algo parecido, y él aparece con falda escocesa y trencitas y un culo de goma el cual muestra en un momento adecuado), Sixto Palavecino (imitación de Quinto Palavecino) y una serie de personajes más que por suerte a esta altura llegue a olvidar.
Actualmente mi viejo es un actor serio, se unió a un grupo de teatro independiente y todos los fines de semana realizan una obra en el colegio de abogados de La Plata. El aparece poco más de cinco minutos en la obra, pero se cansa en decir que es el único al cual ovacionan. A parte de actuar en esta obra, se encargo de la adaptación de los temas musicales para darle un toque cómico a los mismos sin salir del formato original de la obra.
Así continúa sus días divirtiéndose sanamente, aunque a algunos nos tiene saturado con siempre lo mismo, de vez en cuando aparece alguien nuevo a quien mostrarle su repertorio y es el momento de desempolvar los trajes, calzarse las máscara y salir al escenario.

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