miércoles, 27 de febrero de 2008

Las historias del flaco Lopez - Como termino en Eldorado

En sus tiempos de juventud el flaco para sobrevivir se dedicaba a truchar los contadores de las fotocopiadoras. Tenía dos clientes a los cuales les realizaba un cerviz por mes. Otro trabajo que tenía en ese momento era cambiar la lamparitas de la punta de las torres de los edificios. Los cerviz más dos cambios de lamparitas al mes le permitían subsistir sin necesidad de hacer otra cosa.
De esa manera conoció a una profesora de Ingles, la cual necesitaba hacer fotocopias de varios libros para empezar a dar clases particulares y como no contaba con el dinero para hacerlo, el flaco le hacia las copias y volvía los contadores a su estado anterior.
Esta nueva amiga lo invito a una recepción en la embajada de Estados Unidos, donde el flaco conoció a una yanqui que se encontraba recorriendo toda Sudamérica.
Poco a poco la relación con la yanqui fue creciendo, el flaco la llevaba a conocer distintos lugares del país y ella se lo llevó a vivir a su casa de Martínez. El flaco recuerda esas mañanas donde salían a andar en bicicleta por San Isidro junto a la gente paqueta del barrio, no tenía dinero ni para comprarse un faso suelto en el kiosco pero se encontraba rodeado de la crema de la sociedad porteña.
En uno de esos viajes terminaron yendo a las cataratas del Iguazú, en Misiones. La yanqui quería seguir recorriendo Sudamérica, continuando su viaje por Brasil y si bien le ofreció pagarle todo al flaco, él prefirió conseguir dinero para el viaje por cuenta propia. De esa forma terminó pidiéndole dinero prestado a su padre, el cual se encontraba trabajando en una empresa de montaje de cables de comunicaciones en la zona de Misiones. Este se negó a prestarle dinero, aunque le ofreció trabajo para que se lo ganase él mismo. Luego de meditarlo y hacer cálculos de tiempos y esfuerzos, el flaco termino aceptando el trabajo para hacer el tendido de cables de comunicaciones por varios kilómetros en el norte de la provincia.
Junto a su amigo de España contrataron varios empleados y compraron los materiales necesarios para comenzar las obras al lunes siguiente. Como estaban a sábado y no tenían nada que hacer, decidieron comenzar ellos mismos con las obras para adelantar tiempo. Su amigo de España fue el primero en subirse a la torre por donde pasaban los cables, para desenganchar los cables viejos y dejar preparadas las torres para colocar los nuevos. El primer cable no brindó resistencia, pero al intentar sacar el segundo la torre empezó a moverse con bastante ímpetu. El flaco le pidió al amigo que baje de la torre y se subió él a la misma (un sutil “baja de ahí, deja a los que saben” fue suficiente), asegurando su cinturón de seguridad a la torre con bastante fuerza, para asegurarse de no caerse. Con lo que no contó fue con que la torre podía llegar a caerse, y eso mismo sucedió (en sus vueltas por la argentina, el flaco trabajo haciendo tendidos en el sur, y los empleados de la zona le comentaron al pasar que ante la caída de una torre, la misma se daba en forma lenta, brindando el tiempo suficiente para poder darse vuelta y colocarse en la parte de arriba de la torre, ya que en esa posición había más probabilidades de sobrevivir). Cuando el flaco se dio cuenta de la inminente caída de la torre, quiso darse vuelta para colocarse en la parte de arriba de la misma, pero estaba tan ajustado que solo llego a ponerse de costado. Al caerse la torre le agarro la pierna, partiéndosela en seis partes distintas. Por suerte la torre cayó sobre un alambrado amortiguando el golpe. El flaco fue trasladado de urgencia al hospital de Eldorado, donde quedó en terapia intensiva por varios días. Al despertar noto que su amigo de España tenía ronchas por todo el cuerpo. En la desesperación, su amigo, intentó sacarlo de abajo de la torre sin darse cuenta que había un hormiguero gigante (típicos de la zona) en las cercanías del flaco. Las hormigas le tomaron todo el cuerpo, llenándolo de ronchas por todas partes (todas, todas, confiesa el flaco en la intimidad).
La yanqui, luego de varios días de no tener noticia del flaco, comenzó a buscarlo por las distintas ciudades donde sabía que podía estar, sin tener éxito. Sucede que la yanqui preguntaba por Carlos Francisco López, y nadie lo conoce por su nombre, para el resto del universo él es el flaco López. La yanquie estuvo en el mismo hospital que el flaco, en el mismo hotel y en varios lugares a la misma vez sin darse cuenta de la cercanía. El destino quiso que jamás se encontraran, que el flaco decidiera quedarse a vivir en Eldorado, que conociera a una hermosa joven, que tuvieran cuatro hijos y que naciera de esta forma su leyenda.

4 comentarios:

Luis Luchessi dijo...

La verdad no tuve el honor de conocer a "el flaco" en persona, aunque como ya te conté estuvimos asilandonos en su casa cuando fuimos a las cataratas el año pasado, te cuento que una cosa que nos sorprendió fue el hecho de la casa no estaba cerrada, a lo que al principio pensamos que era normal en el pueblo, pero al consultar a los vecinos nos contaron que no era normal del pueblo sino sólo del flaco ý nos anoticiaron de la clase de personaje que nos había prestado su casa sin más garantía que la palabra.
Me parece que es una de esas personas que todos quisieramos conocer y de quien aprender.
Un abrazo Egu y seguí deleitándonos con tu maravilloso Blog

Capitán Manija dijo...

me puso la piel de gallina...

quito.
www.brodeldiome.com.ar

LeO dijo...

"cerviz".
Sos un genio.

Un abrazo grande.

Unknown dijo...

Coincido con Leo, "cerviz", sos un genio Egu!!!!
jaja
Abrazo y te extrañamos!!!