miércoles, 27 de febrero de 2008

Las historias del flaco Lopez - Los dolores de cabeza

Desde que tengo uso de razón el flaco sufre de dolores de cabeza, no las típicas migrañas o jaquecas, sino algo raro que solo se da uno en un millón, o sea, tiene más probabilidades de hacerse millonario jugando a alguno de los juegos de azar que juntan fortuna a contraer esta enfermedad.
No hay muchos especialistas en el tema por lo que nunca pudo darle en la tecla al problema.
Según me contó es un problema que se da a la inversa de un dolor de cabezas común, si un dolor de cabeza es una contracción de ciertos nervios, el problema del flaco es una dilatación de los mismos, por lo que los medicamentos para este problema son muy escasos y difíciles de encontrar.
Probó todo lo que le dieron para probar y solo unas pastillas en particular le hacían efecto, el problema es que estas pastillas solo las consigue en brasil y son muy caras, por lo que debe viajar cada vez que se queda sin suministros.
Desde muy joven que tiene estos dolores, siempre fue un impedimento para realizar cualquier actividad que podríamos denominar normal, ya que cuando le agarran los dolores tiene que dejar automáticamente de hacer lo que esta haciendo. Esto le trajo grandes problemas en lo profesional y lo personal, solo imaginen tener que echar a todas las personas de su comercio porque no hay posibilidad alguna de atenderlos, o estar en medio de un cumpleaños y tener que aislarse del mundo, por nombrar algunos ejemplos.
Probó con todo lo que se le ocurrió para que se le pasen los dolores, se acuesta a dormir, se pone a saltar, empieza a correr, a caminar, sale a tomar frió a la intemperie (el frío hace que se vuelvan a contraer los nervios) se pone frío o calor, según lo que se le ocurra en el momento, se baña con agua helada, toma agua, cualquier cosa que más que calmar el dolor hacen que se distraiga y se olvide del mismo.
El dolor según me contó es verdaderamente insoportable, he visto personalmente como se le deforma el rostro, se le pone los ojos rojos y saltones y se va de si, no responde, no porque no quisiera sino porque no puede.
En una de sus visitas a Buenos Aires estuvo en lo de un especialista en el tema. Este profesional le comento que tenía varios casos similares y que eran muy difíciles de tratar. Tuvo pacientes que metían la cabeza en el friser esperando una mejoría y no faltó quien le pidió que te quite ese pedazo de cabeza, preferían vivir deformes a seguir soportando los dolores. Este profesional le prometió que más o menos a la edad de la menopausia femenina, o sea, lo que vendría a ser la menopausia masculina, los dolores disminuirían hasta el punto de desaparecer, así que ahí lo tenemos al flaco, esperando envejecer para empezar a vivir sin este maldito problema.
Lo que siempre me llamó la atención del flaco es que cuando los dolores terminan vuelve a ser él, automáticamente le vuelve una sonrisa al rostro, vuelve a hacer un chiste, a burlarse de la vida y de su propia enfermedad como si nunca hubiese pasado, como si no tuviera importancia.

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