Como todo adolescente (o aunque sea todos los que conozco) yo también tuve mi paso por la comisaría del barrio. Les contaré como fueron los sucesos que desencadenaron este episodio.
Como era costumbre para nuestros sábados a la noche, salimos a recorrer el barrio en busca de alguna fiesta donde poder colarnos. El recuerdo de que menganito o fulanito cumplía años nos hizo terminar en una casa de familia metidos entre los invitados, algunos de los cuales no estaban muy contentos con nuestra presencia y nos miraban de manera desafiante, cosa a lo que ya estábamos acostumbrados.
Después de un rato de estar chamullando y de haber rescatado algunos tragos, decidimos seguir buscando algún otro lugar donde poder terminar la noche. En el momento de nuestra ida fue donde se produjeron los momentos confusos, de los cuales aún no estoy seguro. Parece que uno de los pibes que estaba con nosotros, el ruso, le tenía bronca a otro de dentro de la fiesta y como modo de descarga o venganza ligera, le quito la tapa al tanque de nafta del cuatriciclo de éste y la tiro en un descampado (cosa que no puedo afirmar ni negar ya que yo estaba en otro lado).
Al no encontrar ningún otro paradero decidimos volver a la fiesta y al hacerlo nos encontramos con un tumulto en la puerta, el pibe al que le tenían bronca se dio cuenta del faltazo y ante la posibilidad de que hubiesen vertido alguna sustancia extraña en el tanque de nafta decidió llamar al padre y a los hermanos, todo un arsenal de personas por una tapita, tan solo eso.
Cuando llegamos a la puerta todos nos señalaron como los culpables, cosa que negábamos sin convencerlos demasiado, a toda costa querían llamar a la policía para que hagan un rastrillaje de la zona y llevarnos presos, aún si tener pruebas de los hechos (vuelvo a repetir, todo por una tapita de un cuatriciclo). El ruso negaba cualquier participación de nuestra parte y se ofreció a acompañarlos a la comisaría para una declaración formal, así que en ese momento yo también decidí acompañarlos, nunca se deja solo a un compañero, es parte fundamental de los códigos barriales.
El padre del pibe de la fiesta, el pibe, uno de sus hermanos, el ruso y yo nos dirigimos a la comisaría del barrio. Allí les tomaron declaración a los demandantes, mientras nosotros esperábamos en otro cuarto. Luego llegaría nuestro turno de contar lo sucedido, mientras el oficial a cargo recogía los datos en su vieja maquina de escribir.
Luego nos demoraron por averiguación de antecedentes y al ser menores no podían dejarlos ir solos de la comisaría. Esperamos un rato en la cocina, mientras le cebábamos mates a los policías y mirábamos algún partido viejo en la tele 14 púlgadas blanco y negro.
En cierto momento vimos pasar a Nico y al petizo por el pasillo esposados. Rato después nos contaron que a los minutos de habernos ido de la fiesta con los demandantes arribaron dos patrulleros de los cuales bajaron cuatro policía son itacas (cual grupo comando), les dijeron que se quedaran quietos y alzaran las manos mientras le apuntaban a la cabeza con las armas de fuego, los esposaron y palparon de armas y los subieron al patrullero empujándolos, llevándoselos de la fiesta bajo la mirada atónita de todos los invitados. Luego los encerraron el una celda, y en la celda continua, otro preso, les ofrecía droga a bajo precio.
Como necesitábamos de la presencia de un adulto para salir de la comisaría, decidí llamar a mi padre para que venga a buscarnos. Cabe destacar que su presencia asustaba un poco a los amigos del barrio, él es un tipo muy formal y daba siempre la impresión de estar enojado, pero como no teníamos otra alternativa decidimos que nos fuera a buscar. Al llegar a la comisario firmo los papeles respectivo y nos subió al auto, en ese momento se dio vuelta con su mejor cara de enojado dispuesto a entonar un reproche por lo sucedido, y nos dijo “me tuve que vestir de Rambo para venir a rescatarlos”, liberando la carcajadas del grupo.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
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1 comentario:
no quiero pensar lo que hubiera pasado si tu viejo se aparecía disfrazado de batman...
jaja, mi paso por la comisaría fue en dos cuotas: la primera tenía 14 años cuando nos agarraron a todo un grupo por tirar globitos de agua a cualquiera... es lo lógico en época de carnaval no?... la secuencia fue muy bizarra porque unos de los pibes se entró a sacar los cordones y esas cosas... otro lloraba, y los demás nos reíamos de ellos mientras esperábamos q nos vinieran a buscar...
la segunda fue en villa gesell cuando se llevaron a un amigo que es bien morocho y yo, de ojos claros y tes blanca, fui a sacarlo... me contó más tarde que el cana cuando lo fue a retirar del calabozo le dijo "pibe, vamos que está tu hermano en la puerta"... cosa rara no? éramos como el agua y el aceite, pero parece q el cana estaba más borracho q nosotros...
muy buen relato gran egú... ya tenés historias de sobra para contarle a santiaguito...
abrazo.
quito.
www.brodeldiome.com.ar
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