viernes, 7 de diciembre de 2007

Mi niñez en La Plata – Tercera y última parte

Aún recuerdo nuestra primera navidad en La Plata. Compramos un árbol chiquito, nadie necesita nada grande para adornar, mi vieja hacía los adornos con los plastiquitos de biyuterie, esferas, campanas, algunos papas Noel de tubos de papel higénico y algodón, y junto con mis hermanos comprábamos papel de colores en el kiosco (no me acuerdo como se llaman, esos cuadraditos que si eran laminados mejor) y hacíamos cubos, estrellas y gruyas de origami para decorar. El resto de los adornos consistían en guirnaldas que de a poco llegábamos a comprar, algunos coquitos de los pinos pintados y mucha imaginación. Recuerdo que cada moneda que juntaba la usaba para comprar un cohete más, un triangulito un día, un paquete de estrellitas otro, algún rompe portón, cañitas silbadoras y con un poco de esfuerzo llegábamos al dale lobo (que era lo máximo en hacer luido en ese entonces), recorría todos los kioscos del barrio y de algún que otro barrio más para conseguir el mejor precio posible (en realidad lo que llegaba a comprar). Recuerdo que después del brindis empezaban a caer los amigos del barrio y que íbamos casa por casa brindando y saludando a todos los que veíamos pasar. Recuerdo que años más tarde, en alguna navidad me regalaron un famili game y mientras todos brindaban y festejaban yo estaba frente al televisor hipnotizado con el kun fu master.
Pocos recuerdos tengo de la primaria, se ve que paso sin pena ni gloria por mi vida. Las competencias por figuritas, las rondas de bolitas, el correr de paredón a paredón evitando que lo pateen a uno en un juego que no recuerdo el nombre, las primeras frases de los compañeros “decí caballo” “decí calle”, lo distinto de a ver venido de otro lado. Recuerdo que nunca fui abanderado, una vez estuve a punto de ser nombrado mejor compañero, pero un empate hizo que me quede con las ganas en el balotaje. No recuerdo las caras ni los nombres de mis compañeros, no creo que ellos me recuerden a mi.
Recuerdo los malones que se organizaban en el barrio, siempre los mismos diez locos que nos turnábamos de casa en casa, llevando la comida las chicas y la bebida los muchachos. Recuerdo los juegos de la tarde, el verdad consecuencia, el semáforo, la botella, todo con la inocencia que se tiene a los diez años.
Recuerdo el dragado del arroyo, el cansarnos de juntar anguilas de la tierra y recolectarlas en las bolsas aspilleras. Recuerdo el día del eclipse de sol, los pescados desesperados, asomando sus bocas por el agua, el sacarlos a baldazos, el acumularlos en cajas de cartón.
Recuerdo las caminatas por el arroyo desde el camino Belgrano hasta boca cerrada, kilómetros de caminata sin ninguna necesidad, solo la de pasar el rato, la de ver que había un poco más allá. Recuerdo las vueltas con las zapatillas embarradas, las piernas cansadas y un montón de felicidad.
Recuerdo la república de los niños, el colarnos por el costado, el nunca pagar, el correr el trencito hasta alcanzarlo, el bajar antes que el que vigilara se fuera a avivar. Recuerdo ir a las tardes con los amigos a correr por la pista, el que ellos hagan tres vuelta y yo una y luego verlos pasar. Recuerdo los días de la primavera en la repu, el mundo de gente tirados en el piso, el buscar en el medio un huequito más. El hacer cola en los tres juegos mecánicos, el alquiler de los autos bici que nunca podía manejar.
Estos son algunos de mis recuerdos, en realidad solo los que logro recordar. Algunas imágenes se cruzan confusas, algunos sonidos, caras que pasan sin mirar. Se que son pocos, pero son hermosos e imposibles de comprar, de canjear o de repetir. Se que muchos de los que leen este blog son parte de estos recuerdos y les agradezco infinitamente por ellos, por estar ahí, hoy no sería lo que soy sin su ayuda y su amistad.
Después viene una etapa confusa, la de la adolescencia que empieza bien de joven y nunca se sabe cuando llega a terminar. Pero esta fue mi niñez, parte de lo que soy hoy y gran influyente de lo que seré, espero que mi hijo dentro de treinta años pueda escribir sus recuerdos y lo haga con tanta alegría como lo hago yo, haré mi mejor esfuerzo para que sea así, para que él tenga un poco de todo lo que tuve yo, un poco de toda esta felicidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

egu .
tengo algo importante que decirte .

los cubitos de papel de colores se llaman papel glece .y el juego que se corria de un lugar a otro y te cagaban a patadas en el culo ( buenisimo ) mancha mosca . jejej
te quiero eguuuuuu

Capitán Manija dijo...

jaja, me ganaron con el comentario... yo tengo mi versión del papel que para los arrecifeños era "papel glacé" (algo parecido en definitiva)... y el juego, para nosotros se llamaba Sooooh: salías corriendo gritando "sooooooohhh", y cuando te quedabas sin aire te cagaban a patadas por todos lados, no solo en el culo... recuerdo que nos lo prohibieron el día q a uno de los chicos le hicieron una trabada y cayó de jeta contra la pared, perdiendo dos dientes... jeje, no éramos muy tranquilos que digamos...
la primaria tuvo después el truco en los recreos, el fútbol con pelota de media... las bolillas... etc, etc...

grandes recuerdos de la gente pequeña... que buenos momentos che... gracias una vez más gran egú por darnos este refresco de niñez y recuerdos...

y me sumo al deseo que tenés para con tu hijo... me sumo para que así sea para los tuyos, y también para los míos... pueda ser que tengamos la valentía de permitirles tamañas aventuras...

un gran abrazo...
quito.
www.brodeldiome.com.ar