Al perder todas las esperanzas de seguir adelante con mis proyectos propios (cansado de los robos, debacles económicos, competencia desleal, etc), decidí ingresar al fascinante mundo de sistemas, al mundo de la dependencia laboral, al mundo de las consultoras, de los gerentes en recursos humanos, de los clientes, y de tantas cosas más.
Una característica muy propia de este mundo particular, es lo difícil de ingresar y lo mucho que cuesta salir una vez adentro.
Antes de mi ingreso, debo haber impuesto uno de los tantos record sin sentido de mi vida. Antes de la primera oportunidad calculo que debo haber enviado alrededor de 50 curriculum a puestos de trabajo muy variados, programador, analista, servicio técnico, DBA, call center, profesor, cadete, pasante, etc, etc; de los cuales me debo haber presentado a un sin fin de entrevistas en las que me sorprendía respondiendo a preguntas tales como “decime tres cualidades tuyas y tres defectos” (defectos se me ocurren miles, olor a pata, caspa y acné, prefiero cualquier cosa al trabajo,…), “que pretendes conseguir con este trabajo” (y…plata que más), “que conoces de nuestra empresa” (nada, absolutamente nada, solo que espero que me puedan pagar a fin de mes), “donde te imaginas de acá a cinco años” (en una playa desierta tomando cerveza con mani salado mientras me rasco el ombligo con una ramita), todas preguntas sin una respuesta sincera por no quedar mal con el entrevistador.
Luego de varios intentos entre para una capacitación formal, éramos un grupo de 17 personas de las cuales quedarían los más acordes para el puesto. Por la capacitación no te pagaban, no te daban de comer y consumía todo el día. Se los tradujo por si no entendieron, los tipos te entrenan, como lo harían con cualquier trabajador nuevo, solo que no te pagan, te hacen trabajar las mismas horas, no te dan viáticos, y tienen la total libertad de decirte no quedaste pibe, sin la menor posibilidad a reclamar. Una manera muy económica de buscar los mejores aspirantes sin la posibilidad de comerse un chasco con alguno. Pero como eran las reglas de juego las acepte, al principio no queda otra que bajarse los pantalones y dejarse manosear.
Mi primera capacitación no fue muy favorable, de los 17 ingresantes quedaron 2 seleccionados, el resto a su casa. La gente seleccionada no quedaba por capacidad, sino por su buena forma de relacionarse con el resto de los compañeros. Esto fue una de las lecciones más importantes que recibí en mi carrera: no importa tanto que seas un genio sino que te sepas interrelacionar con el resto, que te sepas complementar, que aprendas a convivir aprovechando las cualidades de tus compañeros. Para ser sincero en esta primera capacitación no me daba con nadie, me tocaron como compañeros de grupo a tres porteños que a la primera pregunta que les hice me ladraron sin parar, desde ahí intente hacer las cosas solo y solo en este mundo laboral no se puede avanzar.
Luego llegaría una segunda oportunidad, una nueva capacitación para otra multinacional muy importante. Mismas características, no te pagaban y se seleccionaban a solo los más capacitados. De entrada pegue onda con un flaco muy entrador, una de esas personas a las cuales no podes dejar de saludar. Le explique la lección más importante de este mundo laboral y juntos nos comimos al resto (nada de malas interpretaciones con carácter homosexual). Juntos formamos un excelente grupo de trabajo, fuimos incorporando al resto de nuestros compañeros, haciéndolos participes, logramos llamar la atención de los capacitadores y su final aceptación. Todos los integrantes del grupo que formamos quedaron elegidos, o sea, todos entrábamos a la empresa, el resto de los chicos que no se llegaron a integrar quedaron afuera.
A la par aprendería mi segunda lección importante de este fascinante mundo, las empresas se pelean por los empleados. Esto que antes me resultaba imposible, que después de 50 rechazos era imposible que me llegara a imaginar, se convertía en una realidad. Otra empresa espero a que termine el curso de capacitación y al día siguiente me tentó con una oferta salarial superior, así que termine por aceptar.
Sin darme cuenta ingrese en el prestigioso grupo de los mercenarios modernos. Somos una banda de personas que vendemos nuestros servicios al mejor postor, sin importar la empresa, el rubro, simplemente nos dejaos tentar por una oferta salarial superior y rumbeamos nuestros barcos hacia el nuevo puerto.
Al año y monedas de estar trabajando en esta empresa decidí cambiarme, buscando una remuneración superior. Empecé publicando mi currículum en las páginas a tal efecto y empecé a enviarlo a las ofertas que coincidían con mi perfil. Sin buscarlo me vi desbordado por una lista enorme de propuestas, y no vayan a pensar que me tentaban porque soy un ser superior, un super empleado o algo parecido, simplemente porque daba con el perfil, el tiempo necesario trabajado y estaba trabajando en otra empresa, si es así, a las empresas solo les interesan aquellos que están trabajando, la idea de ellas es contratar al personal de la competencia sin importar cuanto deban desenvolver en el intento.
En este sin fin de entrevistas aprendí una tercera lección: la base de una buena remuneración se basa en como se negocia al ingresar a la empresa. Al ingresar uno es el que pone las condiciones, atrás queda el que me dan, y pasamos al quiero esto. Obra sociales, sueldo neto, vacaciones, beneficios, todo se pelea al momento de entrar, lo que queda afuera perdido esta, por eso es tan importante el aprender a negociar.
Cuando se cerró una de las propuestas decidí cambiar de rumbo, llevar mis barcos hacia nuevo puerto sin saber con lo que me podía encontrar.
Desde que ingrese en mi trabajo actual debo haber recibido más de diez propuestas de trabajo, sin que yo aya enviado un solo currículum. Algo impensable dos años atrás, cuando me desesperaba por una entrevista laboral.
Hoy he decidido bajarme del barco, anclarlo indefinidamente, dejar de navegar, dejar de ser un mercenario más. Las tentaciones son grandes, no se crean, todos ofrecen algo más de lo actual. Pero hoy prefiero la tranquilidad de la mar a los beneficios que pueda rescatar. Hoy planto mi bandera, dejo de ser un mercenario, para convertirme en un empleado más.
martes, 6 de noviembre de 2007
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3 comentarios:
Tenés razón egú!! Somos los Ronin (mercenarios) del siglo XXI! Pero la verdad así estamos bárbaro... yo también tengo pensado por ahora plantar bandera... pero no te olvides que con viento lo suficientemente fuerte hasta las banderas se vuelan!! Y no te olvides tampoco que fuiste vos quien me convirtió en este mercenario de capital. Un abrazo y siempre GRACIAS!!!
Todos los que trabajamos en sistemas por estos días, opinamos más o menos parecido. Esto es el baile de la escoba: hay que ir bailando hasta que pare la música y tratar de que todo salga lo mejor posible para no quedarse con un palo y unas cuantas pajas de compañera.
A veces, no solo importa el salario, porque nada en esta vida es gratis: si te pagan más, es porque quieren más de vos. Está en uno saber qué quiere, por cuánto lo quiere y cuánto está dispuesto a dar por eso.
Ojo, Egú: a no estancarse en esa empresa de gordos come sandwiches de milanesa, que Ud. tiene mucho para dar.
Un abrazo grande!
Yo quiero sumar un par de conceptos mas. Con respecto a lo salarial, tambien he llegado a la conclusion que si uno pide un aumento (por mas bueno que seas para la empresa), nunca logras lo que queres. Ahora bien, caes en la misma empresa con una oferta de trabajo y decis que te vas, en ese mismo momento lograste el aumento que estabas buscando (los Gerentes de RRHH son mucho mas mercenarios que nosotros).
Mi primer laburo fue como cadete de una empresa de emergencias y la verdad que la gente con la que laburaba era tan pero tan copada que si no fuera porque ellos me "obligaron" a ir a la capacitacion en sistemas que me estaban ofreciendo en una consultora, hoy seguiria siendo un pobre cadete sin futuro por delante. Y no me queria cambiar solo porque estaba bien con mis compañeros.
En mi primer experiencia en sistemas me volvio a pasar lo mismo. El grupo era excelente, me cagaba de risa todos los dias, la pasaba bien.
Cuando surgio la posibilidad de pasar a mi actual laburo, me volvio a pasar lo mismo. No me queria cambiar, estaba mas que bien. Pero la diferencia economica en ese entonces no me daba chances para decir que no.
Hoy por hoy agradezco el hecho de haberme cambiado porque me dio la posibilidad de conocer no solo compañeros de laburo sino AMIGOS INCREIBLES.
De todo esto desprendo dos conceptos mas. Por un lado, que gente copada y gente garca va a haber en todos lados. Solo es cuestion de saber elegir y ser tal como uno es.
La segunda que el dinero no lo es todo. Hoy por hoy como dice Eguu en sistemas llueven ofertas y llamados telefonicos todos los dias, pero la tranquilidad de estar en un grupo consolidado, viniendo a laburar donde estan tus amigos, no tiene precio.
Ojala algun dia tu barco te devuelva al puerto del cual partiste aquella vez. Aca te estaremos esperando contentos y con los brazos abiertos; y si no es en este puerto que nuestros barcos naveguen juntos hacia aguas tranquilas...
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