Casi un heroe

Cuando vivía en City Bell junto con los muchachos del barrio teníamos ciertos rituales, por llamarlos de alguna manera. Uno de ellos consistía en, llegado el fin de semana, ir a tomar unas cervezas al quiosco de miky, y a partir de ahí elegíamos destino para continuar la noche.
La gran mayoría de las veces empezábamos a caminar por el barrio buscando alguna fiesta para ingresar a pesar de no estar invitados. Así hemos concurrido a cumpleaños de 15, casamientos, cumpleaños de 50, aniversarios, de personas totalmente desconocidas para nosotros pero dispuestas a compartir su festejo.
Una noche nos juntamos a tomar unas cervezas y se nos unieron los muchachos de atrás de la vía. Luego de un buen rato decidimos dirigirnos a la fiesta del Universitario, la cual era una fiesta que organizaban los jugadores de Rugby de un importante club de la zona.
A las pocas cuadras se nos cruzan dos muchachos en una motito, y los pibes de atrás de las vías tuvieron la idea de molestarlos, insultándolos y amenazándolos con robarle la moto, y cosas por el estilo, así que empezaron a correrlos mientras que nosotros caminábamos con nuestro acostumbrado paso lento.
A lo lejos ví que la motito se detuvo y el pibe que viajaba de acompañante saco un arma de su cintura y apuntando en nuestra dirección, pero un poco más arriba, efectuó dos disparos. Al ver el arma mi instinto de supervivencia me llevó a hacer una especie de tacle a un amigo y tirarlo junto a mi dentro de una zanja del costado del camino, siempre con mi cuerpo cubriendo el de él. En eso escucho que mi amigo me dice "¿qué haces abuelo, estas loco?" y que los pibes de atrás de las vías empiezan a correr en dirección de la motito al grito de "apunta bien puto, aca al pecho cagón" mientras se golpeaban el pecho de manera efusiva. Al llegar a la esquina decidí desistir de la idea de la fiesta e irme a descansar así que les dije "bueno muchachos, demasiadas emociones para mi por hoy" y me fui. Todavía hoy en día cuando me cruzo con los pibes de atrás de las vías me preguntan "¿demasiadas emociones por hoy?".
Luego me enteré que los muchachos siguieron hasta el club y que ante la negativa de los organizadores de dejarlos ingresar comenzaron una batalla campal contra las instalaciones, eran cuatro monos locos a los piedrasos limpios contra cincuentas rugbiers del club que terminaron por encerrarse en el salón a la espera de que pase la lluvia de piedras, una versión moderna y urbana de la película 300.
Menos mal que me había ido a dormir, no se cuantas emociones de esas puede resistir mi cuerpo en una sola noche.