El cine, la literatura, la música, la política, los matrimonios, la vida misma esta repleta de segundas partes. La crítica en general suele vapulearlas, no son bienvenidas y se miran con cierto aire de recelo (nunca está el desconfiado que piensa que solo hay una segunda parte por el éxito alcanzado en la primera, que se intenta copiar la fórmula, aprovechar el momento).
Hay segundas partes que continúan una historia, el espectador se queda lleno de dudas, las cuales solo pueden saciarse a través de otra historia. En cambio hay segundas partes totalmente independientes de su antecesora, solo concuerdan en los personajes centrales y a veces en el hilo argumental.
Con Santi y la flaca estamos ingresando en la segunda parte de nuestras vidas. Me llena de agrado comunicar que estamos esperando a nuestro segundo hijo.
Decisión difícil la de encarar esta segunda parte (sobre todo para el que interpreta el rol de padre, ya está viejo y cobarde para volver a empezar), aunque hoy, inmerso en este desafío, no puedo expresar más felicidad.
Tengo la maldita costumbre de dudar siempre de Santi, no por su capacidad o por sus cualidades, sino porque no lo termino de conocer. Temía mucho que se sintiera invadido, desplazado, celoso por el hermanito a venir, pero otra vez me demostró que a veces me paso de idiota.
Al principio no quise contarle nada (mínimo hasta el 3er mes de rigor), pero no hizo falta contarlo, lo descubrió solo, ¿cómo lo hizo? No lo sé, me da miedo preguntar.
- Ah bue, ¿qué, tenés fiaca que estás tirado sobre tu madre?
- No, el que tiene fiaca es mi gordito.- me respondió una semana después de que el test de embarazo diera positivo. La miré a la flaca, como siempre la miro cuando Santi me sorprende con algo nuevo y comencé a indagar sobre el tema
- ¿Tu gordito? ¿Y ese quién es?
- Mi bebé, el que está en la pancita de mamá.- otra vez intercambio de miradas con la madre.
- ¿Y vos cómo sabés que ahí hay un bebé?
- Por que lo sé
- ¿Qué, lo viste?
- No, está la pancita de mami en el medio. Solo lo sé – y le dio un beso muy largo a la panza de su madre
No nos quedó otra que blanquearle que en efecto estaba esperando un hermanito, que su madre estaba embarazada desde hace un mes y que iba a nacer cuando hiciera mucho frío.
- ¿Y vos estás contento con el hermanito?
- Si mucho, lo voy a cuidar mucho y lo voy a querer
Desde ese momento que no deja de hablar de él, le acaricia la panza a la madre, le pregunta por el hermanito, le pide que lo cuide y hasta hablan en secreto (con su hermano).
- Shu shu uuuu shuu suuuu
- ¿Qué te dijo tu hermano Santi?
- Que quiere que esta noche duerma con él, así lo puedo cuidar – me dice mientras se le escapa una sonrisa por el mangazo que hizo para dormir en nuestra cama, se puede ser original, pero tener la capacidad de este pibe para pedir algo con tanta elegancia y creatividad lo dudo mucho
Me lleno de dudas y miedos cuando me replanteo el rol de padre, no me canso de repetir que es lo más difícil a lo que un ser humano se puede enfrentar. No todos somos capaces de ser buenos padres, siempre algo nos falta, nos equivocamos todo el tiempo, no dejamos de errar, y cada error repercute en un ser humano que absorbe y procesa absolutamente todo lo de su entorno. Me llena de dudas el no considerarme lo suficientemente capaz, tengo miedo que mis hijos sufran a causa mía, me asusta su dolor. Pero me olvido que no estoy solo en este desafío, me olvido que la tengo a la flaca acompañándome, dispuesta a ayudarme con mis errores (le encanta remarcarme mis errores), y sobre todo me olvido que para esta segunda parte lo tenemos a Santi.
Santi fue y es el gran protagonista de la primera parte de mi familia, y aunque ahora deba compartir cartelera, no deja de demostrarnos que él está para ayudar. Ya no es la primera película de dos improvisados primerizos, ahora somos 3 dispuestos a dar lo mejor de nosotros para que esta segunda parte supere todas nuestras expectativas.
Habrá que esperar un tiempo a ver si esta serie de sucesos inesperados se convierte en una trilogía (me encantan las trilogías, no las puedo resistir), por el momento a disfrutar de la segunda parte, que aún quedan muchas historias por contar.
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