Un amigo me dijo un día “Disfrutalo a tu pibe antes de que crezca. Hoy vos sos su ídolo, su ejemplo, su superhéroe, su mejor amigo, hasta que llega el día que conoce a sus amigos y se olvida de vos para siempre, pasas a ser el ejemplo de lo que no quieren ser”. Algo extremista mi amigo, pero debo darle la razón sobre la etapa de las amistades para los hijos, sobre la importancia que tienen los mismos para ellos.
Santi, con sus 2 años y 8 meses a cuestas, ya organiza para ir a jugar a la casa de sus amigos y que ellos vengan a la nuestra. El sábado fue el primer día que sucedió lo segundo. Santi había ido el viernes a la casa de un amiguito y le encantó ir, se divirtió muchísimo, según los padres del otro nene se portó muy bien, y se sintió como en su casa. La flaca me contó que a penas le abrieron las puertas Santi se mandó para adentro de la casa al grito de “Ya viiiineeee, acá estooooyyyyyy”, sin importarle que estaba abandonando a la madre por vaya uno a saber cuantas horas.
El sábado llegaría la devolución de gentilezas. Invitación de nuestra parte hacia ellos. Santi no estaba enterado de esto, por lo que se llevó una linda sorpresa. Se hicieron las 5 de la tarde y Santi continuaba durmiendo la siesta, la flaca llamó a la madre del nene y arreglaron para que viniera en ese momento. Lo fui a despertar a Santi mientras la madre ordenaba un poco y lo convencí de levantarse al decirle que teníamos una sorpresa para él. Al ratito sonó el timbre y Santi entre dormido y muy cansado, bajó en brazos de su madre a abrir la puerta. Al ver al amiguito en la puerta de entrada comenzó a los saltos de alegría ya que no esperaba semejante sorpresa. Le abrieron la puerta, ambos ingresaron al edificio y se despidieron de la madre del niño. Cuando subieron al departamento yo me encontraba mirando la tele, Santi entró con el amiguito y me grito “papiiiii Francisco” y lo arrastró a buscar algunos de sus juguetes a su pieza. El niño parecía algo asustado por la situación, algo normal al ingresar a una casa desconocida, sólo Santi entra gritando como si siempre hubiese ido a ese lugar.
Me fui a cocina y me dispuse a prepararles la leche y escucho que Santi viene corriendo por el pasillo y se me abraza a la pierna con mucha fuerza, le digo “Dale hijo, anda con Fran que es la primera vez que viene, no lo dejes solo”, Santi desde el piso me mira con su cara de total alegría, y vuelve a salir corriendo hacia su habitación.
Y bueno, ya comenzó la etapa de las amistades, espero que no me pida el auto para salir con los muchachos muy pronto, quiero disfrutarlo un poco más.
Las etapas de estos chicos se queman demasiado pronto, ya no soy el único amigo de Santi, ahora integro una lista junto a Francisco, Juan Simón y miles que estarán por venir. Ya no soy el único que juega con él a los autitos, a los superhéroes, a la lucha, a la pelota, deje de ser el único que se sienta a su lado mientras mira los superdetectives por la TV. Espero no llegar a ser ese ejemplo negativo, espero no perder tan rápido a mi mejor amigo, a mi bebé.
lunes, 9 de agosto de 2010
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