miércoles, 7 de abril de 2010

Mudanza

Tocan el timbre. Salgo abrir y como era de esperarse los de la mudanza habían llegado casi a horario.

Un hombre de unos treinta y pico de años, 1,90 de altura, de proporciones generosas, esperaba en la puerta a que lo atendiera. Lo salude, me indicó que era el de la mudanza (el camión en la puerta con el cartel en letras rojas de “mudanzas la plata” daba ciertas pista, pero igual había que confirmarlo) y vi como detrás suyo bajaba uno de los ayudante, otro muchacho, tirando a gordito que daba la impresión de tener años haciendo este trabajo. El ayudante se subió atrás del camión y veo bajar a un pibe, muy joven, no más de 20 años, 1,50 de altura (o menos), flaquito, no llegaba a los 40 kilos. El alto le dice “vamos negro, hace tu trabajo”, “se va a romper" pensé, y los seguí detrás.

Entraron al depto, preguntaron por cuales eran las cosas y comenzaron con las bolsas y cajas, luego llegaría el turno de todo lo que sea plano y apilable y por último los muebles. En un momento lo veo al chiquito dispuesto a levantar una biblioteca que claramente pesaba más que él “te ayudo campeón” le grite, “deje maestro” me dijo a la par que levantaba el mueble como lo hago yo con las medialunas de grasa los viernes a la mañana, sin ningún tipo de esfuerzo.

Terminamos de cargar todo y nos fuimos para el depto nuevo a comenzar con la descarga. En una de esas idas y vueltas le dije al gordo que nunca bajo de la cúpula, “che, una masa el chiquitín”, me mira y me responde “el otro día le hicimos una mudanza a una viejita, primer piso, por escalera, la señora nos ve llegar y me dice: “yo contraté el servicio con dos ayudantes, no con uno y medio” el chiquito de la bronca se hizo la mudanza él solo, la vieja no podía creer cuando se bajo la heladera sin ayuda por todos los escalones, le terminó regalando una botella de vino fino”.

No dejo de sorprenderme de lo mucho que engañan las apariencias, de lo prejuiciosos que somos todos a la hora de conocer gente nueva, y de lo mucho, muchísimo que nos podemos llegar a sorprender.


PD: gracias gordito por la ayuda del sábado, te debo una cena, aunque se que en tu caso eso me va a salir más caro que haber contratado a cuatro tipos más, y sobre todo gracias por no romper nada, debe haber sido un esfuerzo inmenso, pero ¡¡¡lo lograste!!!

3 comentarios:

LeO dijo...

Donde sea que continúe la historia de la familia, que sea con el mayor de los éxitos!

Un abrazo grande.

Anónimo dijo...

te prometo que no va a faltar oportunidad para romper algo .
te quiero mucho

gonza

Ceci dijo...

tambien hay que agradecerle a nico y a lauri que también vinieron a ayudar a acomodar y armar muebles. si no, todavia estaríamos durmiendo en el piso...