Dialogo con Santi mientras mirábamos el capítulo de los bakchardigans de los caballeros.
Santi deja de ver un segundo la televisión y se acerca hasta mis pies, estira el cuello hacia atrás e intenta verme a los ojos desde su posición.
- Papi
- Qué hijo?
- Pastillas
- Pastillas?
- Si, pastillas poo, tiger
- Pastillas poo, tiger?
- Si (sin sacarme la vista de encima y moviendo las manitos como comenzándose a desesperar)
- No hay pastillas
- Siiiiiii, pastillas poo, tiger
Agarro un dvd de wini poo y se lo doy
Lo abre, me mira, me lo devuelve e insiste
- Noooo, mamá pastillas, poo, tiger
- Queres la pastilla para los broncoespasmos?
- Nooooooo (era evidente que comenzaba a hartarse de la situación), passss tiiiiiii llaaaaaassssss, poooooooooooo, tiiiiiiigeeeerrrrr, mamaaaaaá, yoooooooo (y me señala la cartera de la madre)
- Mamá te dio unas pastillas de poo y tiger?
- Siiiiiiiii (como diciendo por fin comenzamos a entendernos)
Abro la cartera de la flaca y empiezo a buscar algo que sea de wini poo o algo así, y descubro en uno de los bolsillos un paquete de pastillas frutales cuyo paquete tiene los dibujos de esos personajes
- Esto queres?
- Siiiiiiiiiiiiiiiiii (suspira como diciendo “por fin boludo”)
Me arranca el paquete de pastillas de la mano, se sube al ico ico y sigue mirando las aventuras de Pablo y Yunicua mientras comienza a comerse las pastillas.
Me tiro al sillón matándome de risa y pensando en el grabe problema de comunicación que sufre la humanidad, que el problema no es decir claramente lo que se quiere, sino que el que escucha entienda lo que se le pide, comprenda las necesidades del otro, interprete sus palabras, haga el esfuerzo por entender sin quedarse con sus propias ideas y prejuicios.
Por suerte existe gente como Santi que sabe insistir y no se da por vencido, que se hace entender a pesar de la dificultades ajenas por escuchar e interpretar sus palabras. Por suerte existe Santi.
martes, 2 de marzo de 2010
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