Cuentos fuera de concurso - La Pelea

Se miraron, midieron sus fortalezas y debilidades, sus ojos chispeaban bronca acumulada.
El aire a su alrededor se podía masticar, un pequeño olor rancio les hacia picar la nariz.
Nunca imaginaron llegar a estas instancias, tantas batallas peleadas, tantas derrotas y tantos festejos, tanto gusto a gloria y a derrota.
No había favoritos ese día, nadie se animaba a apostar por alguno de los dos, era un mano a mano por todo o nada, por lo que fue, por lo que era y por lo que tendría que pasar.
La expresión en el rostro de Santi dejaba notar una pizca de cansancio, mucho entrenamiento, y una concentración sin igual.
Dami, a pocos metros de su adversario, dejaba escapar un gruñido entre sus dientes, invitando al desafío, motivando el choque, provocando una vez más.
Dami siempre fue rápido, se caracterizaba por no dudar ni un instante, simplemente actuaba, sin dar ninguna oportunidad.
Santi la jugaba de inteligente, buscaba la forma de optimizar recursos, de ganar con poco, pero siempre ganar.
Dami comenzó todo, se adelantó por la derecha buscando terminar con la presión que en sus hombros se empezaba a acumular.
Santi lo observaba sin mover un músculo, permanecía inmóvil, inmutable, analizando lo sucedido, esperando su momento para actuar.
Dami aceleró sus movimientos, iba por la gloria, iba por todo lo que pudiera lograr.
Santi expectante, conocía su ventaja, su posición preferencial, no la podía abandonar.
A Dami le comenzaba a picar la nuca, sabía que faltaba poco para definir todo, sabía que no podía dar marcha atrás.
Santi se mordía los labios, esperando el momento, ese que no llegaba, ese que se estaba haciendo desear.
Dami estaba a punto de lograrlo, la victoria era suya, no se podía escapar.
Santi manoteó su arma secreta, y la tiro sobre Dami, paralizándolo, inmovilizando su andar. Cuando su contrincante estaba derrotado solo corrió hacia el trofeo, era el momento de disfrutar.

- ¿Qué haces Dami con esa sabanita encima?, te podes ahogar ¿Cómo la sacaste de la cuna?. Toma Ceci, llevate a tus nenes para tu salita antes que caiga la bruja de la directora.
- ¿Otra vez se estaban peleando por el telefonito de juguete? ¿Que tiene ese chiche que siempre se pelean ustedes dos? ¿Eh? Para mí que Santi me está mirando enojado, como si entendiese de lo que le hablo.
- Seguro que te entiende, que no te responda no significa que no te sepa escuchar. Bueno Santi, ¿vamos a la cunita? ¿vamos a hacer una siestita antes de que venga mamá?
- Chau precioso. Bueno Lidia, me llevo a Dami para la otra sala, después contame que planificaste para el día del padre, a ver si hago algo parecido.
- Bueno, nos vemos a la salida.

El odio brotaba por sus poros. Dami miro a Santi desafiante, sabiendo que mañana tendría una nueva oportunidad.
Santi respondió la mirada con una sonrisa, sintiéndose ganador, disfrutando del premio, el cual debería defender mañana una vez más.