Gran parte de mi vida la pase en frente de la televisión, de un monitor, en una sala de jueguitos electrónicos del barrio, jugando y viendo jugar a mis pares a los videos juegos, ese gran entretenimiento que poco a poco fue ganando las noches de los sábados de adolescentes e infantes.
El primer jueguito que tuve era un pequeño teclado que se conectaba a la tele y luego de horas de ingresar código en algún lenguaje de programación que no entendía ni interpretaba se podía ver un trencito (con muchas ganas e imaginación se parecía a uno) que viajaba de un extremo de la pantalla al otro. La gracia consistía en hacer modificaciones al código para que el tren largue humo, varíe su curso, cambie de forma etc, un verdadero embole. Al tiempo pude hacer andar unos casetes (si, como los viejos casetes de música) que habían venido con este teclado, toda una hazaña, y así pude disfrutar del pong, el primer video juego de la historia, eran dos barritas que se desplazaban de la parte superior de la pantalla a la inferior golpeando un cuadrado que imitaba una pelota y había que evitar que nos pase y nosotros debíamos hacerla pasar del otro lado, algo así.
Al tiempo mi viejo nos regalo un jueguito de mano, muy común en aquellos tiempos. Era una pista de carrera donde uno manejaba una moto y debía destruir unos autos que nos chocaban por delante. No tenía grandes gráficos ni jugabilidad pero era sumamente atractivo.
Luego llegaría el turno del joytick de la mano de la Atari. Los cartuchos que se ponían a 45 grados y las grandes ilustraciones de los mismos eran toda una novedad solo para privilegiados. En ella pude disfrutar de grandes juegos, todos cuadrados que realizaban distintas cosas según el juego, con colores pobres y sonido que te retumbaba en el tímpano por horas, pero muy divertidos. Es más, aún no he logrado encontrar un juego que supere en diversión al H.E.R.O. donde uno tomaba el mando de un hombre con un helicóptero en la espalda que debía poner bombas para destruir paredes y tenía una vista de rayos para matar a los moustros, la cantidad de variaciones del juego y su dificultad daban grandes horas de entretenimiento. En esa época mi abuelo nos había regalado un televisor blanco y negro a válvulas que había comprado en un remate. Un desastre de televisor, solo enganchaba ocho canales y había sido fabricado en la década del 50, pero nos permitía tener los jueguitos en nuestra habitación sin molestar a nadie.
Para una navidad nos regalaron el Famili Game, en realidad me la regalaron ya que era yo el que la usaba el 90 % del tiempo. En esa plataforma descubrí grandes juegos como Mario BROS, Contra, etc.
Al año ya había pasado de moda, sus impresionante 8 bit fueron reemplazados por los abismales 16 bit de la sega genesis, pero para esa época ya estaba desilusionado con los juegos (a parte de que eran realmente caros) así que no me la compre sino que la gane. Jugando al truco en casa con un vecino empezamos con las apuestas de rigor, que un peso, que el doble para recuperar, que el doble y así hasta que llegó a tener una deuda conmigo de 20 pesos. Como no tenía el dinero para pagarme le propuse comprarle la génesis, le perdonaba la deuda, le daba mi vieja famili y 15 pesos (una génesis en ese entonces salía 300 pesos), a lo cual aceptó gustoso. Así que así me hice acreedor a la génesis y disfrute de grande juegos como el sonic, el internacional soccer y otros más que no recuerdo.
La era de la play station terminó destruyendo los videos juegos a cartuchos, y con ellos mi niñez de jugador compulsivo.
No puedo dejar de nombrar en esta entrada al video juego del barrio, un kiosquito de 3 x 3, donde había dos máquinas de juegos que semana a semana se renovaban sin renovar a la clientela. En ese local me hice acreedor al sobrenombre de Vicio, y deposite cada moneda que me ganaba trabajando en la venta de botellas de damajuana y gaseosa retornables.
Hoy en día solo disfruto de los juegos electrónicos cuando alguna reunión en la casa de algún amigo lo amerita, pero no dejo de extrañarlos, añorarlos y agradecerles por tantas horas de diversión.
jueves, 27 de marzo de 2008
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1 comentario:
Es increible ver que si bien nos llevamos un par de años de diferencia terminamos siendo adictos a los mismos juegos, tanto del HERO de Atari como así también del Mario Bros del Family, pero por cuestiones económicas mi desarrollo en las cuestiones de los video games se cortó con el family y recién cuando pude tener mi propia PC pude seguir avanzando, pero con juegos de estartegia como el Age of Empires o el Commandos. Que buenos recuerdos!! Nos Vemos Egú!!
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