Un montón de gracias

En varios momentos importantes de mi vida conté con la mano desinteresada de aquellas personas que ofrecen su ayuda solo por que saben que la necesitas, saben que sin ellos se te complicaría, nunca piden nada a cambio y su ayuda es de un valor sin igual. Esta gente es de la que uno debe rodearse, este tipo de gente es la que debe mover el mundo hacia el lado correcto. Aquí mi pequeño agradecimiento para todos ellos.
Cuando adquirí la peluquería no contaba con mucho efectivo para ponerla linda y restaurarla. Si bien el mobiliario lo había adquirido a muy bajo precio, su estado no era el óptimo, es más, dejaba mucho que desear.
El sillón de peluquero y el lavacabezas tenían el cuero muy viejo y todo quebrado, por lo que hubo que tapizarlo por completo dándoles una manito de pintura a las partes formadas por caños o metal, y mucho limpia grasa al resto de las partes. La cuerina nos la regaló el tapicero de la esquina, y mi madre fue la encargada de volverlos a armar. Mi hermano se encargo de la instalación eléctrica y de la mesa de la zona de descanso. Mi novia armó las toallas y las cortinas y se encargó de la decoración en general. Mi suegro instaló el lavacabezas y un calefón eléctrico de los de plástico ya que no contaba el local con gas. Las letras de la vidriera las pintamos junto con mi novia y los carteles de abierto/cerrado, precios y demás, los imprimimos con mi vieja 486. Así que con mucha ayuda y poco presupuesto logré montar la peluquería.
Cuando decidimos abrir el cyber contábamos solo con las monedas justas, ni para el papel higiénico de perritos nos alcanzaba. Las computadoras las compramos en el lugar más barato de capital, lo cual luego nos resultó un poco caro, porque al irles a reclamar por la garantía nos encontramos con un lindo cartel de “CLAUSURADO POR LA POLICIA ADUANERA”. Los monitores los adquirimos en un mayorista que nos hizo precio por más de 10 unidades, así que yo compre 5 y un amigo que necesitaba para otro ciber compro la cantidad restante. El ensamblado estuvo a mi cargo. Para los muebles terminamos comprando las maderas en easy, luego de los cálculos correspondientes para el mejor aprovechamiento de las placas y aprovechando que las cortaban sin cargo, terminamos un sábado por la noche volviendo por la autopista con el Célica lleno de pedacitos de maderita por todos lados (sin mencionar que no logramos subir a la autopista y terminamos en un barrio que casi nos cocinan con nuestra propia madera. Del armado de los boxes y el mostrador se encargo mi cuñado (varias semanas trasnochando para poder armarlos y que queden perfectos como le gusta a él) con la ayuda de mi novia y algo mío (yo pisaba las maderas para que no se corriesen). De la instalación eléctrica del local se encargó mi hermano, y de la parte de plomería mi suegro. Arrancamos el ciber solo con juegos en red, ya que Internet se demoraba un mes y nosotros necesitábamos recuperar algo de dinero de manera urgente, y 37 pesos de golosinas.
Cuando decidimos irnos a vivir con la flaca mi primo lucho se ofreció a ayudarnos con la mudanza. Consiguió una camioneta prestada, y solo entre nosotros dos mudamos un lavarropas, una heladera, mesa, sillas, televisor, demás electrodomésticos y artículos de vasar varios. Fueron muchos viajes solo entre nosotros dos y nuestras novias, una verdadera odisea mudancesca. A parte, él fue el encargado de armarnos un mueble pasa platos (un estilo barcito pero con estantes par apoyar cosas), todo hecho con durloc y madera, cuya materia prima fue adquirida con tiempo en determinadas ofertas para poder ahorrar un poquito más.
A toda estas personas que formaron parte en cada paso importante en mi vida, ofreciendo su ayuda sin pedir nada a cambio, solo puedo decirles gracias, gracias por estar ahí, si no fuese por ustedes todo hubiese sido más difícil, es lindo saber que se tiene con quien contar en los momentos que más hace falta, eso te hace dormir en paz. Ojala algún día pueda devolverles esa mano amiga, cuenten con ello.