viernes, 28 de septiembre de 2007

La música en mi vida

Desde chiquito me vi motivado por la exploración de los distintos ritmos y melodías musicales entrando en el maravilloso mundo de las notas, tonos, ritmos y no se que más. El problema fue que nunca fui correspondido, del otro lado siempre hubo un total desprecio hacia mi persona evitando que llegue a diferenciar una nota Si de una nota Do.
Por tercer grado, más o menos, recibí una medalla (o diploma o algo por el estilo, que en la mudanza desde Misiones habrá ido a parar a una gran bolsa de consorcio) en la materia música por la interpretación de la flauta dulce (no al chiste fácil).
Tiempo después, tengo un breve de recuerdo de haber estado haciendo ridiculeces por los malones a los que era invitado (si malones, no se hagan los pendejos, ¿como lo llaman ustedes?, ¿eh?) cantando tangos a pedido de las madres de los organizadores de las fiestitas. Para ese entonces mi repertorio consistía en cinco tangos: el día que me quieras, cambalache, rubias de new york, yira yira y la introdución de por una cabeza. Como notarán había una gran influencia de Carlos Gardel en el repertorio (calculo que mi padre se divertía enseñándome las letras y luego escuchando como las cantaba, un estilo de masoquismo musical).
Luego llegó mi primera banda musical (y única por suerte), que consistió en cinco ensayos y una presentación. Estaba en quinto grado y para la organización de la fiesta de fin de año del colegio se decidió armar una banda. Cuando preguntaron quien se animaba a tocar algún instrumento yo me propuse con la flauta. Como era el único viento por supuesto que quedé, así que se formo la banda de la escuela compuesta por un órgano, una guitarra, una batería, una flauta y un pibe en zancos encargado de entretener al público. Luego este pibe se convertiría en un gran amigo y me enteraría de que la pianista era su hermana y el director de la orquesta su padre, así que a la larga quedo todo en familia.
Este amigo realmente tenía facultades para la música e integró unas cuantas bandas musicales, así que yo me arrimaba a los ensayos con el tereré y los escuchaba tocar. Ahí aprendí un montón de música, aprendí a diferenciar una guitarra de un bajo, que una batería esta compuesta por más que un bombo, que existen un montón de chirimbolitos para un montón de cosas, y algunas otras cosas por el estilo. Nunca participé en ninguna, por que….., por que era muy malo nada más.
Cuando me quebré la cadera aprendí a tocar la guitarra estando acostado, con ayuda de unas partituras y mucha pero mucha paciencia. El gran problema era que si me paraba o se sentaba la guitarra sonaba muy mal, así que solo toco si estoy acostado.
Por esa, época más o menos, compuse una serie interminable de canciones, era todo un cantautor. El problema era que la gran mayoría era un desastre, y del resto solo terminé poniéndole música a dos. Ambos temas los tengo en mi memoria así que el día que me muera morirá mi obra conmigo (más de uno agradecerá este echo y rogará que pase lo mismo con otros autores).
Actualmente solo me dedico a cantar, tanto en reuniones familiares como en bares karaoke, a pesar de las suplicas de que deje esas prácticas inhumanas por parte de mi novia y de todo aquel que me escucha y se anima a hablarme en vez de insultarme, pero algún día mi música será valorada, si pueden cantar los concursantes de bailando por un sueño por que no lo puedo hacer yo.

2 comentarios:

Capitán Manija dijo...

egú... creo que al 90% de gente de este mundo le da por creer que puede cantar bien, y formar una banda, y salir a tocar para volverse famoso... y lamentablemente sólo a un 0,000000algo% se le da realmente...
yo no fui del 10% restante... e intenté eso y tal vez no me haya dado por vencido y vuelta a intentarlo en algún patético futuro... tengo temas escritos, música compuesta, y patéticas presentaciones que afortunadamente muchos olvidaron aunque, de vez en cuando, aparece una foto para incriminarme...
no hay con qué darle egú, es nuestra veta artissssstica que busca equilibrar las cosas... o tal vez es la vergüenza que por unos instantes nos abandonó para irse con algún vaso de vino...
la música es felicidad, así que si al resto no le gusta lo que hace uno pueden dejar de escucharnos y listo... todo es música, incluso hasta los gritos que damos en la ducha cuando creemos que somos un pavarotti o algo así...
y sin la música creo que sería imposible vivir... porque la música está en todas partes...

un gran abrazo egú... y no dejes de componer y escribir... incluso las palabras suelen ser música para muchas personas...

LeO dijo...

De última, si sos tan malo como decís, podrás recurrir a la excusa que alguna vez nos enseñó DAM: "es que soy un artisssta".
Me alegro que exista aún tu costado musical, porque estamos pensando fuertemente en que la próxima reunión de muchachos + mujeres sea en un Cantobar. Contamos con tu presencia, no?
Abrazo enorme.